Las noticias están dando cuenta, precisamente en estos mismos días, del alto consumo de agua potable que se ha advertido durante este verano en las diversas ciudades del país. Es lógico y casi normal que así sea...pero en épocas de normalidad y no cuando estamos en medio de una muy grave crisis hídrica. Y esto es una demostración más de que nadie ha tomado en serio este problema que ya está vigente en todo el mundo y en que Chile no escapa a él, y que todos o la gran mayoría nos conformamos diciéndonos ¡Que economice el vecino! Mientras yo sigo con mi duchita de diez o más minutos o que para lavar una cuchara ocupemos medio litro de agua. Y seguimos con la inconsciencia del chileno..., hasta que "el agua nos llegue al cuello" otro dicho muy nuestro.

Valparaíso, lo que algún día fue

Hace más de un siglo comenzaba la construcción de ascensores en Europa, al mismo tiempo Valparaíso iniciaba este tipo de construcciones al otro lado del mundo. Valparaíso era símbolo de progreso. Esto, favorecido por el esfuerzo de ciudadanos comprometidos con el desarrollo de la ciudad, mismos que habían logrado fortunas gracias a las oportunidades que ofrecía la urbe. El Estado ocupaba un papel secundario.

Hoy la realidad es otra, Valparaíso no es ni la sombra de lo que fue. Hoy el interés por invertir en Valparaíso es escaso, el plan de la ciudad cada vez más abandonado y los ascensores que fueron algún día símbolo de progreso se caen. En paralelo vemos un Estado torpe e inoperante encabezado por un liderazgo municipal que ha sido incapaz de atraer prosperidad y orden a Valparaíso dando preponderancia a su agenda política en desmedro de las necesidades de los vecinos.

Pareciera que en la búsqueda de la anhelada planificación central y el desprecio a los aportes privados por parte de la "Alcaldía ciudadana", solo se ha conseguido socavar y continuar con el estanco porteño.

Mauricio Faúndez Peric

Fundación para el Progreso

Joviales iracundos

La encuesta Cadem dejó resultados preocupantes. Un 28% señaló estar de acuerdo con la violencia política como expresión legitima y justificable. Acto seguido, un 39% de los que la respaldan, son jóvenes de entre 18 y 34 años.

Alarmante. El futuro de Chile valida la violencia como método sin tapujos. Desgraciadamente, no hay novedad. Estos pequeños justicieros salieron a la palestra tiempo atrás, asumiéndose a sí mismos como los héroes que combatirían todas las injusticias. Marchas violentas, daño a la propiedad o funas: todas opciones legítimas a sus ojos para buscar su ansiada justicia social. Para estos joviales iracundos, todo lo que no siga sus prejuicios es injusto e inmoral. Hoy solo se cosecha lo sembrado. Acá vale recordar a Albert Einstein: "¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".

Nicolás Martins

Fundación Para el Progreso

Washington Sandoval Gessler