"Todo surgió al ver las noticias y darme cuenta de la baja de personal de la salud por contacto con pacientes contaminados. Ahí me puse a pensar en cómo poder ayudar un poco", dice él.
Primero empezó con un bosquejo. Se sumergió en la literatura científica sobre el tema y aprovechó las redes bomberiles para pedir consejos a médicos, enfermeros y paramédicos sobre cómo fabricar una cápsula que transportara a pacientes COVID-19 de manera segura de un punto a otro.
La idea se basa en la presión negativa, que impide que los virus y bacterias al interior de la cápsula puedan escapar y contaminar el ambiente.
Con insumos médicos, bombas y filtros, y después de 15 días, llegó a un prototipo que lo dejó contento a él y a su equipo. El producto se llama COVIFER.
"Es una cápsula cuyos materiales son lavables, impermeables, tiene resistencia a los insumos de limpieza que se utilizan en el área médica y al ser de PVC tiene cierta resistencia a algunos químicos. La cápsula como tal es una cúpula que no es sellada al vacío. El sistema funciona con una bomba que genera presión negativa: todo el aire que está dentro de la cápsula lo saca y genera una depresión. Y por la entrada del sistema me permite dirigir el flujo de aire. Ese aire contaminado pasa por filtros bacteriales y de partículas. El aire que sale al ambiente sale limpio, filtra el 99,97% de virus y bacterias", explica Luis.
Una idea muy interesante, pero que no dejó de ser un verdadero desafío para este villalemanino y su equipo, compuesto por su socio Roberto Arancibia y con la colaboración de Ricardo Soto, de Fundas Chile, quien proporcionó las telas de esta cápsula.
"Está diseñada para una camilla de una ambulancia y es colapsable. Es muy liviana, se puede tomar con una mano", explica Bernal.
COVIFER permite el traslado de pacientes críticos monitorizados con ventilación mecánica. Los equipos se pueden trasladar afuera de la cápsula, por lo que no se contaminan. Y si los trabajadores de la salud que van con el paciente necesitan administrarle un medicamento pueden hacerlo sin tener que abrir la cápsula. Tampoco se contamina el interior de la ambulancia o la sala de espera de algún centro asistencial por donde pase el paciente.
Inversión
Con el prototipo listo, tanto medios de comunicación como inversionistas se han visto interesados por el invento de Luis.
"Hasta ahora no hay nada cerrado con nadie, estoy mejorando los detalles del prototipo. La idea es que sea utilizada de manera masiva, está pensada para proteger a los equipos de salud que atienden la enfermedad, un refuerzo adicional a las mascarillas, guantes, etcétera. También se pensó en el caso de que los sistemas de salud colapsaran, si tienen que empezar a habilitar espacios más grandes para su traslado", explica el emprendedor.
Si bien se demoraron 15 días en armar el primer prototipo, ahora están en condiciones de producir cuatro cápsulas diarias. Empresas de distribución de equipos médicos, hospitales, clínicas y empresas de ambulancia se han contactado con Bernal para generar una oportunidad de inversión.
El diseño está en proceso de patente y su construcción no fue barata.
"Los insumos médicos están más caros, entonces fue una inversión importante, sobre todo en el sistema de filtros y bombas. Los filtros que ocupamos son médicos para que ellos puedan reemplazarlos cuando ocurra la saturación, así que ese tipo de implemento es caro, más aún con la situación actual", asegura Luis.
Un producto que en un futuro no muy lejano podría ser de gran ayuda para trasladar a pacientes críticos de manera segura, tanto para el contagiado como para los trabajadores de la salud.
Hay distintas maneras de pasar la cuarentena. Algunos descansan, otros aprenden nuevas habilidades, pero Luis Bernal, villalemanino de nacimiento y voluntario de la Tercera Compañía de Bomberos de la comuna, decidió crear un producto.