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Antonio Bloise y el título del Apertura 2008:

Ya alejado de la dirigencia del fútbol, el expresidente de Everton recordó sus emociones en aquel 3 de junio.
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Manuel Gómez Poblete


"Fue la alegría más linda que viví en el interior del fútbol"

Entre los miles de hinchas de Everton que gozaron y se emocionaron con la obtención de la cuarta estrella Oro y Cielo (aquel recordado 3 de junio de 2008 en Sausalito), estuvo, por cierto, el por aquel entonces timonel de los viñamarinos, Antonio Bloise Ramos, quien, tras el pitazo final de Rubén Selman... recordó de inmediato a la figura de su padre (Antonio Bloise Cotroneo), quien había fallecido a fines de septiembre del año 2004, siendo despedido al son de la canción "My Way", de Frank Sinatra en el Cementerio Parque del Mar.

Aquella, sin embargo, no fue la única de las vivencias y emociones que sintió aquel día el hoy "presidente honorario de Everton", ya que desde muy temprano compartió con el plantel y muy especialmente con el técnico Nelson Acosta.

"Fue un día muy especial, ya que primero estuvo muy nublado, hacía mucho frío, había llovido y estábamos todos con el tema del luto por la muerte del general de Carabineros (José Bernales), así que había un ambiente muy especial en el país. Yo tenía una relación muy estrecha y cercana con Nelson Acosta y viví el partido antes de; conversando mucho con él. Y a mí siempre me llamó la atención lo que me dijo: 'Mira Toño, vamos a ganar; no sé si nos alcance, pero vamos a ganar'. Y esa era la sensación que había ya que remontar un 0-2 no era fácil", señala Bloise, quien agrega que "después recuerdo que fuimos a almorzar con un grupo de amigos al Ristorante San Marco y me acuerdo que en la mitad del almuerzo comenzaron a llegar los dirigentes de Colo Colo y muchos de los garzones con los cuales tengo una muy buena relación se sacaron fotos con ellos... y yo me reía por dentro, ya que andaban con una bandera que decía pentacampeón. Eso me generó una sensación muy especial, que hasta el día de hoy se los recuerdo a los garzones y se ríen. Luego de eso nos fuimos al estadio, yo con mis hijos y algunos amigos y camino a Sausalito veía como se vendían estas banderas y la gente que concurría en masa a este partido que era súper importante y en donde el estadio estaba muy dividido en términos de gente. Tras ello llegamos al estadio, me fui al camarín, estuve con los jugadores y sentí ese nerviosismo al entender que era una final y un momento único que teníamos que aprovechar, ya que la vida te da momentos que quizás, nunca más se vuelven a dar o repetir".

Nervios a mil

-Y del partido en sí, ¿qué recuerda?

-Que primero nos ubicamos en unas tribunas nuevas que estaban prácticamente encima de las bancas y que el equipo empezó a jugar muy bien, siendo muy superior a Colo Colo. Tuvimos esos dos tiros en los palos y el gol no salía nunca. En el entretiempo recuerdo haber estado muy nervioso, preocupado y angustiado por lo que estábamos viviendo, ya que a pesar de lo bien que se jugó en el primer tiempo, sentía que iba a ser muy difícil darlo vuelta. En eso me topé con muchas autoridades, mucha gente importante de Santiago y yo con 40 años en ese momento y poco vinculado con tanta estructura de poder, me sentía como que éramos los débiles contra los fuertes, lo que en mi caso me dio más fuerzas. Tras ello empieza el segundo tiempo con esa jugada de Gigena (Darío) que le pega al arco y entra Miralles (Ezequiel) para convertir el primer gol y la verdad que en ese minuto, yo ya veía que era posible. Luego vino el dos a cero y al ratito salió el tercero, pero yo realmente me sentí campeón cuando el árbitro tocó el pitazo final, no antes.

-Por lo demás, aquellos 15 a 18 minutos finales tras el tercero, fueron eternos para los hinchas de Everton...

-Fueron terribles y la verdad que mucha gente me ha preguntado qué sentía. Y yo la verdad que estaba como en una dimensión distinta. Miraba esto con un nerviosismo total y recuerdo que me miraba mucho con Nelson Acosta y él respondía, me hacía gestos, tuvimos una sintonía muy linda ahí. Y luego, cuando Selman, que en paz descanse, toca el pito... lo primero que se me viene a la cabeza es el recuerdo de mi viejo, que tanto luchó por ver al Everton en lo más alto y por esas paradojas de la vida me estaba tocando a mí estar en ese momento de la historia. Orgulloso también porque lo viví con mis hijos y muy contento porque la vida me permitió encabezar un proyecto y un grupo que pudo lograr el título.

-¿Fue esta su mayor alegría en el fútbol o en Everton?

-Sin dudas que fue la alegría más linda que viví en el interior del fútbol, ya que también tuve otras alegrías en el club como el ascender dos veces, la inauguración de nuestro complejo, el ser el presidente cuando cumplimos los 100 años, la alegría del viaje a Inglaterra o cuando le ganamos a Lanús en Argentina, pero son alegrías distintas. Esta fue una emoción diferente, que quedó en la historia y además un día como hoy (ayer) me despierto a las nueve de la mañana y recibo y nos hemos mandado mensajes con prácticamente todos los jugadores de ese plantel, muchos de ellos jugadores ya retirados, lo que al final pasa a ser una relación humana y de amistad que va más allá del fútbol en sí.

Pidió permiso y entregó la copa

Como vicepresidente de la ANFP, el dirigente Arturo Chahuán era el encargado de entregar la Copa al nuevo campeón. Sin embargo, el "Toño" Bloise, en su estilo, solicitó compartir aquel honor. "Lo que pasa es que yo desde chico, soñé con ser presidente del Everton y al estar arriba de una tarima, viendo a mis hijos y abrazándome con los jugadores... era como sellar este sueño. Entonces, me bajó una ansiedad por entregarle la Copa al 'Limache' (Juan Luis González), que era el capitán. Y le dije a Arturo que me entregue la Copa a mí, yo con mucho respeto la recibí, no la levanté, miré al 'Limache' y le dije... somos campeones, somos los mejores y de ahí pa' adelante, no me acuerdo de nada más, solo supe de abrazos y alegría".

En concon

Finalizados los festejos en Sausalito, el plantel partió al restaurante que tenía el presidente Bloise en Concón. "Fue bien singular todo, ya que era difícil organizar una fiesta sin saber el desenlace del partido. Pero igual le comenté a la gente que trabajaba conmigo en el restaurante que nos preparemos para celebrar como si fuésemos campeones, ya que si no lográbamos el objetivo, igual teníamos que celebrar el hecho de llegar a una final. Y por suerte todo resultó a la perfección", recuerda Bloise.

manuel.gomez@estrellavalpo.cl