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Cánula nasal de alto flujo: la esperanza para evitar la intubación

Este aparato permite, en muchas ocasiones, que los pacientes COVID-19 no requieran ventilación mecánica. En Quillota ya se fabrican y un kinesiólogo intensivista del hospital San Martín explica sus beneficios.
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Mirian Mondaca - La Estrella de Valparaíso

Cinco días restan para que el invierno haga su temida aparición, la época del año que, en medio de la pandemia de COVID-19, la comunidad médica y la sociedad en general hubiesen querido obviar en este calendario 2020. Pero la realidad es dura, tal como lo ha sido hasta hoy el avance del virus en Chile y el mundo, y solo queda aguardar que durante los próximos tres meses, el incansable trabajo de los profesionales de la salud continúe evitando que la cifra de fallecidos alcance los niveles de países como Estados Unidos, Italia, España o el cercano Brasil.

Por las características de la enfermedad, se prevé que el frío hará que se disparen los casos y la labor que queda por delante es titánica.

En el esfuerzo porque la pandemia deje la menor cantidad de fallecidos posible, se ha hablado incansablemente de los ventiladores mecánicos y sobre si hay o no una suficiente cantidad de estos disponible. Y con toda justicia, ya que son las máquinas capaces de lograr que las posibilidades de sobrevida de un paciente grave aumenten.

No obstante, estos aparatos requieren de todo un equipo médico detrás para la intubación. Por eso, asoma como una tabla de salvación, para evitar que los enfermos de COVID-19 lleguen a ese determinante estado y así liberar camas UCI, el uso de la oxigenación de alto flujo en estos pacientes, terapia que ha arrojado satisfactorios resultados en los primeros reportes.

Esta terapia se administra a través de la llamada cánula nasal de alto flujo, que hace años es utilizada en el ámbito de la pediatría pero que ahora cobra vital importancia en tiempos de pandemia.

Uno de los recintos en la Región de Valparaíso donde ha sido utilizada es el hospital San Martín de Quillota. "Yo diría que fácil unos treinta pacientes han usado las cánulas", cuenta el kinesiólogo intensivista Gonzalo Varas.

Antes de la llegada del COVID-19 contaban con dos de estos equipos, pero frente a la alta demanda y la necesidad de tratar a los pacientes del nuevo coronavirus que llegaban, acudieron a unos emprendedores locales que comenzaron a elaborarlas y han desarrollado un trabajo conjunto, que llevó a que se sumaran dos más hasta ahora.

60 litros de oxígeno

Desde el propio ministerio de Salud han resaltado las cualidades de la oxigenación nasal de alto flujo para tratar a pacientes COVID-19 en la fase previa a que necesiten un ventilador mecánico.

En específico, estás cánulas "permiten administrar un flujo de gas necesario, aportan oxígeno con índices superiores a la fracción de flujo espiratorio normal y en los que las variaciones de la FiO2 (concentración o proporción de oxígeno en la mezcla del aire inspirado) no cambian en el patrón respiratorio del paciente", se indica en un informativo publicado en la página web del Minsal sobre estas máquinas.

Con la experiencia de haber usado y de seguir usando la cánula nasal de alto flujo en sus pacientes, el kinesiólogo intensivista del hospital quillotano detalla que esta máquina permite que aquel flujo de gas "puede ser acelerado hasta flujos que pueden llegar fácilmente a los 60 litros por minuto".

Aquel oxígeno, que es entregado a los pacientes, tiene características especiales que hacen que no sea incómodo para los pacientes, a pesar de que se encuentran conscientes al momento de usarlo. En ese sentido, señala Varas, "en general el sistema es súper tolerable por el paciente porque el gas que uno le suministra va calefaccionado y húmedo, y esa es la gracia que tiene este equipo, que aparte de generar un flujo rápido tiene otro sistema que calienta el aire y lo modifica, entonces entrego un aire más tibio y húmedo que es mucho más agradable para poder inhalarlo por el paciente por nariz. Es parecido a la calefacción que tenemos en la vía aérea propia".

Junto con aquella positiva característica, otra ventaja tiene la máquina es que, al ser pequeña y ser puesta sobre un atril con ruedas, puede ser transportada de una sala a otra, donde se requiera. Asimismo, comenta Varas, "para el paciente es muy cómodo, porque son cánulas que son de silicona, el paciente puede comer, puede estar con una mascarilla encima, se puede mover, se puede dar vuelta".

En el recinto de salud quillotano, las cánulas nasales de alto flujo son usadas en conjunto con la terapia del paciente decúbito prono, que consiste en manejar el paciente tumbado hacia abajo. "Esa estrategia genera una mejora y una mejor distribución de la ventilación en los pulmones y, asociado con la cánula nasal de alto flujo, genera una mejoría importante (...) Probablemente es el hecho de usar ambas cosas juntas la que potencia y puede salvar a ciertos pacientes de caer en ventilación mecánica".

Una oportunidad

Ver los desgarradores testimonios de pacientes de COVID-19 en el mundo, primero, y después la arremetida del virus en Chile y los primeros fallecidos, llevó a que los hermanos quillotanos Jorge, Óscar y Francisco Coddou se pusieran de cabeza a fabricar la cánula nasal de alto flujo en su taller del sector El Boco. Allí elaboraron las dos que ya entregaron al hospital San Martín y en ese mismo lugar planean seguir con esta labor clave en tiempos de pandemia.

Aseguran que, teniendo los materiales necesarios, son capaces de llegar a fabricar 20 de estas máquinas diariamente. Por lo que, señala Jorge Coddou, "si yo compro más máquinas y me ponen órdenes de trabajo grandes, yo voy a poder hacer treinta o cuarenta diarias y con cuarenta diarias en diez días estamos hablando de 400. Con eso yo creo que la V Región y alrededores queda completamente cubierta con las necesidades de cánulas de alto flujo".

El entusiasmo y la capacidad de trabajo de estos jóvenes emprendedores quillotanos no tiene límites. Están seguros de que tienen una alternativa para que los recintos de salud de la región y el país puedan acceder de forma más rápida a estas máquinas que escasean en el mercado debido a la alta demanda externa e interna. Solo esperan que confíen en ellos y su emprendimiento Coddou Tech.

"Para el paciente es muy cómodo, porque son cánulas que son de silicona (...) puede comer, estar con una mascarilla, se puede mover".

Gonzalo Varas, kinesiólogo intensivista