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La compleja reconversión de un hospital para enfrentar el COVID

Como recinto base, con la llegada del coronavirus el Van Buren debió adecuar tempranamente todos sus procesos, protocolos y dependencias para enfrentar la contingencia sanitaria por la pandemia.
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Redacción - La Estrella de Valparaíso

¿Cómo se prepara un hospital para hacer frente a una pandemia como la del actual coronavirus? El proceso requiere realizar un completo reacondicionamiento para hacer frente a las exigencias de atención de pacientes afectados por la nueva enfermedad, en este caso, el COVID-19.

Con más de 6 mil casos reportados en la región, el hospital Carlos Van Buren de Valparaíso, como establecimiento base para el abordaje de la pandemia en la región, debió instaurar tempranamente un Comité Operativo COVID-19 para liderar la gestión de la pandemia.

La instancia rápidamente comenzó a realizar una planificación estratégica que ha incluido acciones en todos los sentidos, como modificación y creación de procesos, protocolos, infraestructura y nuevas unidades como Urgencia Respiratoria Adulto URA) y Unidad Paciente Crítico (UPC) COVID-19, entre otras medidas.

Desde la urgencia

El protocolo de atención parte desde el momento en que un paciente llega a consultar a la urgencia del hospital.

El médico de la UCI COVID-19, doctor Simón Rojas, explica que el paciente ingresa a un "pre triage", donde todos los usuarios son revisados por un médico que definirá a qué unidad será derivado, dependiendo de qué síntomas tenga. Si son respiratorios son derivados a la Urgencia Respiratoria Adulto (URA); si tiene otro tipo de síntomas, irán a la Unidad de Emergencia Adulto tradicional.

La doctor Sandra Ortiz, médico de la URA del Van Buren, detalla que una vez ingresados a esa unidad "les hacemos una anamnesis como a cualquier otro paciente y dependiendo de lo que nos diga, empezamos a hacer el protocolo para pedir exámenes o no. Tenemos un pool de exámenes de sangre con un escáner de tórax que se les hace a los pacientes que son sospechosos y se les hace la PCR por aspirado nasofaríngeo".

"Si son muy sintomáticos se quedan en la sala aislada y si no, pueden pasar a un espacio donde pueden hacer espera. Los exámenes se demoran entre dos o tres horas y la PCR se demora entre 24 y 48 horas. Si son sintomáticos y requieren hospitalización, porque tienen los exámenes alterados o porque tiene requerimiento de oxígeno, quedan hospitalizados; si no, los enviamos para la casa a la espera del resultado de la PCR", agrega la especialista.

Hospitalización

El doctor Simón Rojas, intensivista de la UCI COVID del Van Buren, señala que el lugar de hospitalización dependerá del estado del paciente.

"Si es de baja complejidad, va a quedar en el tercer piso (torre médica), que son aislados habilitados para estos pacientes con sospechas; si requiere mayor vigilancia en intermedios, se va a ir a la zona del cuarto piso (torre quirúrgica) en UCIM (Unidad de Cuidados Intermedios) COVID; y si el paciente llega muy mal desde el inicio y requiere una UCI, nosotros le vamos a asignar una zona donde tenemos algunos aislados disponibles para casos sospechosos esperando la confirmación. Si el paciente se confirma como COVID, va a mantenerse en dicha unidad; si es descartado va a pasar a la UCI general".

Con respecto al tratamiento de ventilación mecánica, el doctor Rojas sostiene que es "un proceso bien largo y pausado, entre 10 y 14 días de ventilación mecánica; los pacientes quedan bastante debilitados y eso es lo que hay que ir mejorando y avanzando".

Desafíos y cambios

El COVID-19 se transformó en un desafío para el hospital Van Buren, en variados aspectos, principalmente porque significó hacer cambios sustanciales al interior de un recinto asistencial cuya infraestructura no ha tenido inversiones importantes por más de treinta años. Hubo que adaptarse con nuevos equipos, más profesionales y nuevos procesos, según indicó el jefe de la UCI, doctor Osvaldo Garay.

"Esta UPC COVID involucró un aumento al 250% de las camas críticas tanto de UCI como intermedio, con el gran desafío de incorporar 24 nuevos ventiladores mecánicos y 25 cánulas de alto flujo, que implican un pilar en el manejo de la falla respiratoria del paciente COVID, y que pone en jaque la estructura antigua del hospital por la necesidad del incremento de cuatro veces las conexiones eléctricas y de triplicar la oferta de aire/oxígeno, para habilitar cada nueva cama en espacios del hospital, que antes se destinaban a pacientes de baja complejidad médica. Este proceso es el llamado 'complejización de camas'", indica.

El segundo punto fundamental de este proceso "fue el precoz reclutamiento de profesionales, tanto médicos, enfermeras, kinesiólogos, además TENS y auxiliares. Este financiamiento autorizado por la dirección del Hospital fue punto fundamental, ya que la oferta de profesionales con capacitación es muy limitada en el mercado y, por lo tanto, se sabía que el tercer punto sería capacitar para integrar a estos profesionales al quehacer de la Unidad de Pacientes Críticos", agrega el doctor Garay.

"El hospital y su equipo directivo han hecho una labor importantísima para el manejo de estos pacientes y estamos preparados para hacerlo, todavía no tenemos una ocupación completa, esperamos que esto se mantenga así, con una o dos camas libres en las unidades para poder ir moviendo los pacientes y que no tengamos un atochamiento, eso es lo más grave", finaliza el doctor Rojas.

"Esta UPC COVID involucró un aumento al 250 % de las camas críticas tanto de UCI como intermedio".

Osvaldo Garay, jefe UCI Van Buren