Trabajo infantil, tareas domésticas e inequidad de género en el hogar
Este 12 de junio se conmemoró el día mundial contra el trabajo infantil, como toda conmemoración es una oportunidad para tomar conciencia como sociedad de que el trabajo infantil está más cerca de lo que somos capaces de cuestionar, es una vulneración a los derechos de la niñez y debemos sensibilizarnos sobre esta problemática pues como país suscribimos una serie de convenciones y tratados en la materia para erradicar el trabajo infantil. Este día en particular, tiene por principal objetivo erradicar el trabajo forzoso e infantil en todas sus formas: comprometiendo y/o asegurando a niñas, niños y adolescentes protección y cuidados necesarios para su bienestar físico, psicológico y emocional que permita un desarrollo lo más pleno posible.
Así, resulta del todo necesario hacer especial referencia a una de las formas en que se expresa y por cierto menos vistas y reconocidas como tal: trabajo infantil y adolescente doméstico, "trabajo" efectuado principalmente por niñas y adolescentes en el espacio privado de sus propias casas o bien, en casas de particulares. El trabajo doméstico evidencia una vez más, discriminaciones y desigualdades de género, pues se trata del desarrollo de "obligaciones" culturalmente identificadas y endosadas a niñas y adolescentes. El desarrollo habitual de estas tareas es invisible y naturalizadas por su entorno familiar y por la sociedad, no se ve como una forma de trabajo infantil y tampoco hay cabida para dimensionar las implicancias y consecuencias que tiene para la vida de niñas y adolescentes.
Todo lo relacionado a la esfera de lo doméstico además de obligatorio, es gratuito, y no tiene una valoración social. Esta problemática evidencia una dimensión en la que una vez más, se expresan las inequidades de género, las que en ocasiones surgen desde la concepción y se extienden y agudizan en el nacimiento, niñez, adolescencia y adultez siendo del todo relevante reflexionar acerca de las consecuencias que esta situación trae aparejada: interrupción de la escolaridad, falta de alternativas educativas, afectación de futuras trayectorias laborales, oportunidades disminuidas para el desarrollo integral , aislamiento, mal trato, violencia, abuso. Y resulta irónico analizar que, si bien las niñas y adolescentes están desde temprana edad "trabajando" lo están haciendo de forma subordinada y en espacios domésticos, es difícil entonces esperar que ellas puedan pensar y aspirar en su vida adulta a trabajos remunerados en diversas áreas del conocimiento, con desarrollo de carrera futura y no estereotipados si desde la niñez han "aprendido" que ese es su espacio de desarrollo porque socialmente es "esperable" que las niñas contribuyan al mantenimiento del hogar, "ayudando" e incluso en ocasiones reemplazando a la mamá en esas tareas, algo así como una ocupación inevitable.
El COVID-19 es una crisis sanitaria sin precedentes, y por cierto que los efectos de esta no son igual para todos los países y personas, pero sin duda afecta a grupos que históricamente son más vulnerables: mujeres, niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil. Tenemos una oportunidad para ver que el trabajo infantil no solo lo vemos en la calle, también está al interior de muchos hogares, de tal manera de instalar la corresponsabilidad social y doméstica como un imperativo ético, junto con encaminar a la sociedad hacia la eliminación del trabajo infantil.
Valentina Stagno, seremi de la Mujer y la Equidad de Género