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La madre puede transmitirla a su hijo durante el embarazo y el parto. La sífilis es la segunda causa de muerte prenatal en el mundo y puede dar lugar a diversas complicaciones vinculadas al nacimiento, como muerte neonatal, deformaciones congénitas, prematuridad y bajo peso al nacer.
Antiguamente se trataba con gas de mercurio caliente; desde 1910 se curó con arsfenamina, un fármaco que contiene arsénico; y desde la década de 1940 con penicilina, descubierta en 1928 por el médico y científico británico Alexander Fleming.
En las crónicas coloniales no aparece la sífilis como una peste. Hubo algunos juicios relativos a esclavas negras que eran vendidas contagiadas con este mal. A fines del siglo XVIII llegó a las costas de nuestro país la expedición del marino francés Jean-François de La Pérouse, quien venía acompañado de científicos. En su relato señaló que la sífilis era bastante común.
Una Enfermedad Oculta
Con la llegada de la Independencia, un decreto del día 13 de enero de 1813, de la Junta de Gobierno, dictó medidas para evitar la propagación de la sífilis. Más tarde, en el periódico La Aurora de Chile apareció durante dos días un extenso artículo sobre los estragos que causaba está enfermedad.
Un informe municipal de Santiago de 1827 señalaba: "La clase menesterosa... la mayor parte no tiene oficio ni industria alguna lícita de qué subsistir, está abandonada a la ociosidad más ominosa; ya entre los vicios, y estos han alterado hasta su constitución física; lo anuncian el mal gálico (sífilis), el rostro pálido y la multitud de hijos naturales".
Esta enfermedad se ocultaba en la sociedad hasta que en 1857 el médico Ramón Elguero afirmó en su memoria de prueba que el principal responsable de la sífilis era la prostitución, que existía libremente y sin control.
Solo en 1896 se dictó un reglamento relativo a los prostíbulos. En su artículo 1° indicaba: "La mujer que ejerza la prostitución tendrá la obligación de llevar una libreta con su retrato, en la que se anotarán los certificados de buena o mala salud dados por los médicos nombrados por la Municipalidad".
Su artículo 19 prescribía: "Que toda mujer atacada de una afección sifilítica o de cualquier enfermedad contagiosa, será inmediatamente enviada a curarse al Hospital si no pudiere hacerlo en su casa, y aquellas cuyo estado fuera dudoso, serían mantenidas en observación hasta la comprobación del diagnóstico".
En 1899, el médico Ricardo Dávila Boza escribió que la sífilis "extiende su devastadora influencia, por mil caminos subterráneos, hacia el seno de las familias más honorables". Sin embargo, ese año se dictó la ley sobre enfermedades infecciosas y entre las ocho mencionadas no apareció.
En 1919, la Liga Chilena de Higiene Social estimaba que el 97% de las prostitutas estaban contagiadas. El mencionado reglamento de poco sirvió. En 1927 el 10% de los chilenos padecía de esta enfermedad.
En el año 1939, Salvador Allende Gossens, siendo ministro de salubridad, publicó el libro "La realidad médico-social chilena", señalando que era posible estimar -sin recurrir a exageraciones- que el 8% del total de la población padecía de sífilis. Esto es, de los 4.620.000 habitantes que éramos entonces, entre 370 a 380 mil estarían infectados.
En la década siguiente apareció la penicilina y desde el año 1943 en Chile se comenzó a aplicar a los enfermos. Sin embargo, en estos últimos años ha reaparecido con fuerza esta dolencia.
Los Adultos Jóvenes los Más Afectados
Informes médicos señalan que en nuestro país la infección por sífilis, aunque tuvo una tendencia a la baja entre el año 2004 y 2007, hoy es más alta que en el año 2000, en términos de tasa. Entre los años 2000 y 2010 los casos variaban entre los 3.000 y los 3.600, pero a partir del 2011 comenzaron a superar los 4.000, para llegar a 5.956 en el 2017 y los 6.653 en 2018. Solo entre 2016 y 2018 esta tasa tuvo un incremento de 56%.
Las tasas más altas de sifilíticos se registran en el grupo comprendido entre 20 a 39 años; las cifras son similares entre hombres y mujeres, pero a partir de los 20 años, el riesgo aumenta entre los varones. Por distribución geográfica, las regiones de Arica, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y Los Lagos presentan los mayores riesgos.
En el mundo la situación es alarmante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2019 más de un millón de personas de 15 a 49 años se contagiaron cada día por una infección de transmisión sexual que se puede curar. En total, se registran anualmente más de 376 millones de nuevos casos de estas cuatro infecciones: clamidia, gonorrea, tricomoniasis y sífilis.
Actualmente habría en el mundo más de seis millones de personas enfermas de sífilis. Se estima que esta enfermedad causó 200.000 mortinatos y muertes neonatales en 2016, una cifra que hace de esta enfermedad una de las principales causas de defunciones de los bebés.
En Chile el peligro no ha pasado. En el Reglamento de Enfermedades Transmisibles de notificación obligatoria, publicado este año, se indica que cuando se detecta a algún contagiado hay un plazo perentorio de 24 horas para dar cuenta a la autoridad sanitaria regional.