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La desconocida brucelosis

Solo hace días se supo que el año pasado se infectaron en China miles de personas a causa de la también llamada "fiebre ondulante". Este mal existe en Chile y ha causado víctimas fatales.
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Por Juan Guillermo Prado

Como suele ocurrir con la hermética China, hace escasos días se supo que en el transcurso del año pasado 3.245 personas se infectaron de brucelosis, luego de que escapara una bacteria de una planta biofarmacéutica que produce vacunas para animales, según las autoridades. El hecho ocurrió en Lanzhou, ciudad donde viven más de tres millones y medio de habitantes, capital de la provincia de Gansu, en el noroeste de China.

Se cree que esta zoonosis, enfermedad infecciosa que se transmite de forma natural de los animales al ser humano, ha existido desde hace más de dos mil años en la zona que abarca el sur de Europa, el norte de África y el Medio Oriente. Por su localización geográfica se le conoce como fiebre de Malta o del Mediterráneo.

Este mal fue determinado por el microbiólogo británico David Bruce en el año 1887 mientras se desempeñaba como cirujano de la armada británica en la isla de Malta.

En dicho lugar, muchos militares ingleses presentaban un cuadro de fiebre ondulante, porque en los periodos febriles la temperatura sube y baja en oleadas, pudiendo durar meses e incluso lleva a la muerte a los infectados.

Es una enfermedad contagiosa del ganado y que ocurre por el contacto con animales portadores de alguna de las diversas bacterias tipo brucella, que infecta a una especie animal específica. Este microorganismo se puede transmitir al ganado vacuno, las cabras, los camellos, los perros y los cerdos.

En Contacto con Animales Infectados

Las personas adquieren la bacteria a través del contacto directo con los animales infectados, con sus excretas o productos del aborto, permitiendo a los microorganismos ingresar al organismo por heridas en la piel, la conjuntiva ocular o la mucosa nasal. Por esta razón, afecta mayoritariamente a veterinarios, matarifes, investigadores de laboratorio y cuidadores de animales.

Además, se transmite por consumir alimentos contaminados como leche, queso, crema u otros productos lácteos no pasteurizados, provenientes de animales infectados. El período de incubación es usualmente de dos a cuatro semanas, pero se puede extender hasta seis semanas.

Son múltiples los síntomas que puede tener un enfermo. Suele comenzar como un simple resfrío pero luego aparecen dolores de cabeza, espalda y abdominales, escalofríos, fatiga, ganglios inflamados e inapetencia, pero lo característico es la fiebre que sube y baja, siendo más alta en las tardes.

Esta es una enfermedad endémica en naciones del Mediterráneo, en algunos países de África y en América del Sur: Brasil, Perú, Colombia, Uruguay y Argentina. Tienen altos índices de enfermos en Perú, Kuwait y Arabia Saudita. En Chile existe un bajo promedio de infectados (0,55 casos por cien mil habitantes), pero se cree que podría ser unas diez o más veces que la reportada oficialmente.

Primeras Medidas para su Control

Sin duda que la brucelosis animal y la humana han existido desde tiempos de la Colonia en el país, sin ser identificada. Solo el 7 de abril de 1932, el desaparecido Ministerio de Bienestar Social publicó en el Diario Oficial el decreto supremo N° 357 que aprobó el Reglamento sobre Denuncias de Enfermedades Transmisibles, que en su artículo primero señalaba que serían de declaración obligatoria más de una veintena de enfermedades, entre ellas la "fiebre ondulante", nombre que recibía primitivamente la brucelosis.

Esto significaba que se debía avisar, dentro de las 24 horas transcurridas después del diagnóstico, a la autoridad sanitaria la existencia de la enfermedad. Sin embargo, solo en el año 1934 se encontró que existían infectados en el ganado caprino y los pastores en el Cajón del Maipo.

En 1939 fueron diagnosticados 33 casos de brucelosis humana en la zona de la cuenca del río Loa, en Calama, Chuquicamata y pueblos cercanos. Entre 1938 y 1943 hubo 16 enfermos en el hospital del Salvador, la mayoría procedentes de poblados situados en el Cajón del Maipo.

Entre agosto de 1950 y diciembre de 1955 ingresaron al Hospital de Enfermedades Infecciosas de Santiago de Chile 108 enfermos con brucelosis. Solo fueron tratados 88, ya que 20 presentaron uno o dos episodios febriles, mejorando espontáneamente.