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Así son los festivales de música en tiempos de pandemia

Con artistas que se presentan en distintos escenarios del mundo, publicidad virtual que impulsa compra digital y una experiencia de realidad virtual, Colombia pudo realizar uno de los espectáculos más importantes del año, el Día del Rock.
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Por Juan Riquelme D.

La noche del jueves 27 de febrero de 2020 quedó apuntada en la historia del Festival de Viña del Mar. Esa jornada, tras una deslucida presentación, el vocalista de la banda anglo Maroon 5 Adam Levine bajó indignado del escenario de la Quinta Vergara. Un video, filtrado por el portal Fotech.cl, capturó la rabia y su enojo verbal. "Esto es un programa de televisión, no un concierto", exclamó.

Lo que dijo Levine es cierto. Tal vez desde la salida de Antonio Vodanovic de la animación, lo que ocurre cada febrero en Viña del Mar es más bien un programa de televisión. Y si es así, ¿por qué no se puede realizar en 2021?

Seamos sinceros. Hoy la tecnología permite amplificar a niveles insospechados espectáculos que antes estaban condenados a quedar solo en los asistentes físicos. Revisemos, por ejemplo, lo ocurrido con el estreno de "Tengo miedo torero", película que en sus primeras horas convocó a 170 mil personas. Una cifra récord.

Los críticos dirán: esto es un espectáculo, acá vienen artistas, equipos técnicos, bailarines, coristas, etcétera. Es cierto. Pero… ¿se han dado cuenta de que la Copa Libertadores se juega igual? Equipos extranjeros, mínimo 50 personas, llegaron al país, se examinaron, cumplieron un protocolo y el espectáculo del fútbol se realizó (Gremio vs UC, Peñarol vs Colo Colo) tal como antes, pero sin público.

Entonces, ¿por qué no podrán llegar al país un cantante y su staff y presentarse en vivo en un escenario, tal vez con más luces y con un piso más duro que las canchas de fútbol? El programa solidario Vamos Chilenos tuvo música en vivo, por ejemplo.

Pero alguien dirá que un show es más complejo, que la audiencia y la publicidad no están aún en tiempos de invertir en estas experiencias... Pues bien, en el mundo tenían el mismo miedo y los espectáculos se han realizado sin ningún problema. Las condiciones están. El problema que parece haber en Viña es que no hay disposición para hacerlo.

Shows musicales

El 13 de agosto, aún con la pandemia en un punto más alto que hoy, se desarrollaron en Miami los premios Juventud. Cristian Castro, Pitbull, Farruko, Pedro Capó, Anuel, Danna Paola, Natti Natasha, Karol G y Sebastián Yatra, entre otros, estuvieron físicamente presentes.

La presentación fue un éxito, aunque sin público, como un programa de televisión (recuerden las palabras de Levine).

Leila Cobo, vicepresidenta de contenido latino de los Billboard y una de las participantes del Bogotá Music Market BOmm, cuenta a La Estrella de Valparaíso que los artistas están viajando con todos los resguardos. "Los artistas están planificando sus agendas de conciertos para junio-julio 2021", adelanta, puntualizando que pese a que la situación del COVID-19 cambia todos los días, la estimación de una vacuna para el próximo año ha hecho que los artistas estén planificando sus giras con esas fechas.

Y sobre el cómo se mueve el mundo del espectáculo en esta condición, ella misma adelanta que los premios Billboard Music Awards 2020 (21 de octubre) se harán con presencia de artistas y sin público. "Creo que más que si esa es la solución, así al menos tienes el en vivo. Se han hecho muchos conciertos que son en vivo y en recintos y me parece que funcionan bien. No reemplazan la experiencia, pero me parece que andan bien, mucho mejor que hacerlo desde la casa. Estuvo bien hacerlo así, pero ahora hay que hacerlo en los escenarios", cuenta quien en 2020 fuera jurado del Festival de la Canción de Viña del Mar.

Cobo confirma desde Miami que los artistas viajan sin problemas y siempre y cuando los países les permitan entrar desde sus puntos de origen. "En Estados Unidos la gente está viajando mucho, conozco artistas que viajan desde España a Norteamérica a cumplir con compromisos que tienen", dice Cobo, quien plantea que al final depende de la reglamentación de cada país si pueden viajar para participar un show.

La solución colombiana

La semana pasada La Estrella accedió al Bogotá Music Market BOmm y al Día de Rock 3.0, eventos que se realizan en Colombia y donde, contrario a la opción de la suspensión, desde que se supo el alcance de la pandemia buscaron una solución.

María Paz Gaviria, gerenta de plataformas de la Cámara de Comercio de Bogotá -ligada a la organización del evento-, plantea que la importancia de reactivar un sector golpeado por la pandemia, gracias a la innovación y las herramientas hoy disponibles.

Aida Hodson Gómez, de Sonora Entretenimiento, es la encargada del evento y cuenta a La Estrella que la versión de este año tuvo como componente esencial la realidad virtual. En 2019, el evento reunió a 20 mil personas y esta versión digital fue vista 30 mil veces. Es decir, hasta hubo un crecimiento en el alcance del espectáculo, el que reúne a artistas colombianos consolidados y también nuevos.

"No nos podíamos sentar a llorar y que todo el mundo espere. Nuestra filosofía fue tenemos que hacer algo. La marca está, las bandas están, la necesidad está. Y ahí dijimos: hagámoslo con tiempo, creemos y ahí comenzamos a buscar", contó Aída.

"Antes de conocerse era todo secreto, hacíamos acuerdos de confidencialidad, porque queríamos tener la bandera y fue muy lindo el proceso. Luego hicimos ensayos, hablamos con las bandas, armamos el cartel y luego teníamos ya la plataforma con 23 bandas nacionales", agregó la productora.

Y así, Día del Rock Colombia 3.0 fue el primer festival de realidad virtual que se ha hecho en Latinoamérica y puso a disposición del público dos plataformas digitales. ¿Qué había de realidad? Pues que las bandas se convocaban en un escenario en Bogotá para presentarse -otras menos en otros puntos en formatos similares- y luego, una vez grabado, se emitía con un parrilla que avanzaba según la hora planificada en dos jornadas.

¿Existe la tecnología para hacerlo en vivo? Claro que sí, de hecho algunos recitales hoy los propios fanáticos los transmiten en 360º a través de sus redes sociales y una cámara que lo permite.

"Lo que hay que entender es que la virtualidad y las nuevas tecnologías están al servicio de las artes escénicas y la industria, y no al contrario. Antes las redes sociales y la virtualidad solo lo usábamos para promocionar, pero si lo ves, puedes usarla para poner las artes escénicas en vivo en muchos lugares, lo hace global", agrega desde Bogotá Aída.

Puntualiza que "hacer un festival virtual no pelea con la alianza de la cadena de valor. No quiere decir que al ser virtual tienes que poner a un lado a los ingenieros, técnicos, iluminadores, sonidistas. Cuando uno se saca ese ego que un evento es exitoso con una horda de personas, se te abre una oportunidad, que es lo que estamos haciendo", dice.

Ahora, llevar a los artistas a los escenarios supone también poner a rodar toda una producción, la que desde marzo no sabe de eventos y trabajos.

Pero volvamos al festival. Existían dos grandes formas de participar como espectador en vivo. La primera, un canal de YouTube libre en donde las personas pudieron ver la programación del festival con todo el show de las bandas emergentes y parte de las de trayectoria; y otra pagada en donde se podía acceder a contenido exclusivo. En esta última se cobró y la experiencia fue distinta.

A esto, se sumó un canal de televisión colombiano y una radio, que emitieron a posteriori lo mejor. El show en vivo solo era para quienes lo pagaron (algo similar a lo que está planificando hacer Olmué 2021).

Hodson cuenta que cuando supieron que este año todo debía ser distinto salieron a buscar la tecnología necesaria. Así dieron cuenta del desarrollo que había de realidad virtual en el mundo inmobiliario y se preguntaron cuán complejo era llevar esto a la música. Y así lograron generar una estructura de realidad virtual para acceder a través de internet. Al pagar tenías dos alternativas. Una era ver un recital en vivo desde el centro del escenario y moverte con una cámara en 360º a tu antojo, y accediendo a una destacada calidad de sonido (bineural y envolvente). Esa experiencia, tenía un valor que alcanzaba 3 dólares.

Y había una segunda opción, de 13 dólares. Esta opción era el plan "premium" y significaba un pago previo. ¿La razón? Recibías en tu casa un sobre con la información del evento y lentes para realidad virtual que armabas y donde luego colocabas tu propio teléfono (incluso había videos tutoriales). Esto permitía disfrutar en realidad virtual el espectáculo y replicar la experiencia de estar en el escenario. Eso, sumado a un buen sonido, hacía que sintieras lo mismo que estar en el escenario.

Es cierto, no es lo mismo, pero es algo ya distinto a ver un video de YouTube. Finalmente hoy la industria vende experiencias y esta cumple con ese requisito. "Hay que entender que al ser virtual, el festival no es menos importante, impactante", agrega la productora del Día del Rock.

Comercialización

Si bien hacer un evento sin público supone varios ahorros, también exige replantear los ingresos comerciales para poder pagar el evento. En este caso, el Día del Rock considera tres fuentes de ingreso: compra de tickets, auspicios y aporte estatal. En el caso de los auspicios, al no ser un espectáculo presencial, muchos no encuentran las razones para que la marca se interese. En este caso, sí lo hicieron y eso es parte de la plataforma digital.

En este concepto de realidad virtual, existe un camino que te lleva a la "tarima del show" y en ese camino uno puede ir visitando distintos stands visibles. Por ejemplo, había uno de Papa Johns que al clickearlo nos permitía ver las fotos de sus productos y también acceder a un link para comprar una pizza a domicilio, algo ideal para disfrutar de un evento.

También había firmas de otros productos y servicios que transformaban una vitrina física en una virtual en donde además se pueden agregar videos, fotos y links para compras. De hecho, dado el formato del evento -que en total duró 17 horas-, se podía acceder incluso a tiendas que vendían productos de los grupos como chapitas, poleras, accesorios para la casa, etcétera.

También había un museo del rock con fotos, videos, escritos, entrevistas y todos esos espacios, vendidos como auspiciadores del evento.

Con todo esto, y con varios meses aún por llegar a febrero, la pregunta termina siendo: ¿es realmente imposible hacer un espectáculo televisivo como es el de Viña del Mar? Parece haber artistas, permisos para entrar al país, un equipo técnico disponible, canales que pueden ofrecer plataformas complementarias y auspiciadores que ya están invirtiendo en nuevos canales de difusión.

El Día del Rock en Colombia se hizo en un espacio de realidad virtual, con entradas, auspiciadores y público a distancia.