"Me gustaría quedarme, sin abandonar el reporteo"
El periodista, exalumno de la Upla, exjugador de Santiago Wanderers y vecino en tiempos de estudiante de Quilpué, habló de su vida, el matinal y sus proyectos.
Simón Oliveros, aunque es oriundo de Magallanes, suele identificarse en pantalla con la Región de Valparaíso. Orgulloso, cuenta en el matinal "Mucho Gusto de Mega" que se tituló en la Upla, que vivía en Quilpué y fue en esta región en donde conoció a quien es hoy su mujer Natalia y con quien por estos días crían en la capital a Nina, su hija.
Para Oliveros el último año ha sido intenso, en realidad los últimos dos. Hoy se le ve conduciendo el matinal de Mega junto a Soledad Onetto, Diana Bolocco y a la recién llegada Karla Constant, pero antes de llegar ahí -tras la polémica salida de José Miguel Viñuela- había estado en la calle en los momentos en que portar un micrófono con una marca de un canal, era exponerse a la furia callejera.
Y Oliveros lo hizo, y tuvo en pantalla discusiones de esas que concluyeron con un minuto de silencio por las víctimas de la violencia policial desde Plaza Italia, u otras que eran gritos de personas que no daban para interactuar. Fueron tiempos difíciles, pero hoy Oliveros siente el orgullo de haber sido parte de un equipo cuyo director, por ese entonces, decidió entregarle la voz a la calle.
El matinal
Hizo la vuelta larga para llegar a la conducción del matinal, y se ha sentido a gusto. Eso sí, no tiene claridad sobre su futuro, nadie la tendría en la condición global de hoy. "Desde lo profesional (me veo) reporteando, en la vitrina que sea, pero reporteando. Yo creo que es importante, no me pongo una meta de esto será así sí o sí, tampoco me paso muchos rollos, lo que estaré haciendo será reporteando en terreno", dice. Aclaremos sí, su compromiso con el matinal es total. "Me gustaría quedarme, sin abandonar el reporteo", dice.
Consultado sobre su paso actual por el espacio de Mega, lo ve con tranquilidad. "Mi rol aún se está definiendo. A mí me tocó tomar una contingencia, creo que se está articulando lo que será en el futuro el matinal", dice.
Y agrega que, "mi aporte, desde la vitrina que tengo, es el sentido común, un periodista que cubrió no solo política, sino que deportes, policial, que llegó tras la vuelta larga, sin olvidar nunca el reporteo diario. Yo no me planté como que llegué a la conducción y me olvido del reporteo de la calle. Yo busco esa dicotomía de estar en el set y si hay algo importante, estar allá reporteando", dice.
Exjugador del Wanderers, cliente en tiempos de estudiante del Roma, de las panaderías cercanas a la universidad en Playa Ancha y también del Metro Valparaíso que usaba día a día para viajar desde Quilpué a Valparaíso, Oliveros por estos días vive chocho su rol de padre. Costó que llegara su primera hija, y ya -anunció- que está en campaña por buscar la segunda o el segundo. En su casa, dividen el teletrabajo, el hogar, la crianza y la labor en terreno día a día, con disciplina, la misma que lo llevó a ser seleccionado nacional de Karate.
Días de estallido
Hace un par de semanas el plebiscito puso fin a un año agitado que partió con las manifestaciones sociales el 18 de octubre de 2021. Para ese entonces Oliveros estaba en la calle y durante este año, vivió el proceso desde la vereda del reporteo y del conductor.
Desde ambas vitrinas Oliveros advierte que la forma de hacer un programa en vivo por tantas horas en el día cambió. Recuerda que los matinales fueron concebidos como espacios de entretención con pinceladas de noticias.
Durante el post estallido esa condición cambió y, que sean tres los periodistas que conducen el espacio no es mera coincidencia. "Claramente hubo un cambio desde el 18 de octubre, y apunto ahí los cambios en todos lados, inclusión de periodistas, abogados, pero son cinco horas de televisión al aire, hacer un solo tono cuesta, pero hay que matizar", dice Oliveros.
Y el rating también varió. El matinal de Mega, por largos años líder de la sintonía, fue postergado al segundo puesto tras CHV, hoy el líder de la audiencia durante la mañana. ¿Hay receta para reencantar al público? Oliveros dice que ojalá la tuviera, pero da luces de algo que podría servir. "Tener ciertos estándares, lo principal que debe contener un programa de televisión que esté en pantalla cuatro horas es información útil y necesaria; y lo otro tiene que ver con el consumo del público, porque a veces a través de las encuestas demandan cosas que luego no se ve reflejado en el rating. Creo que hay que buscar un equilibrio, sería súper ambicioso de mi parte dar la receta", dice.
Por ahora, Oliveros se planta en la pantalla con la certeza y la seguridad de que el trabajo en la calle le permitió conocer una realidad demandada por la ciudadanía -como la atención en los hospitales públicos, donde sus dos suegros murieron en menos de un año- o cuestiones de transporte público. Y advierte que, la experiencia que no ha vivido, la ha buscado en el reporteo, como lo que viven los barrios estigmatizados socialmente. "Mi madre, profesora, trabajó mucho para poder vivir bien".
Simón Oliveros
"Lo principal que debe contener un programa de televisión que esté en pantalla cuatro horas es información útil y necesaria".