Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

Porteña busca apoyo de cara al mundial

La surfista y estudiante de bibliotecología representó a Chile en 2018 y 2019 sin equipamientos propios y hoy sigue sin tenerlos. Valentina quedó tetrapléjica hace 20 años por culpa de un conductor ebrio.
E-mail Compartir

Valentina Ponce Nauduan es una surfista paralímpica residente del cerro La Cruz, de corta pero exitosa trayectoria, en 2018 comenzó el camino por el deporte que la llevó, en ese mismo año, a representar a Chile en el mundial de surf adaptado. Siendo su primera competencia internacional, para sorpresa de ella y de muchos, obtuvo el tercer lugar entre 27 países en carrera. Al año siguiente, esa vez en casa de anfitriona, consiguió el segundo podio en el latinoamericano de la disciplina celebrado en El Quisco.

Hoy busca repetir las hazañas que han marcado su emergente carrera pero, a pesar de los logros, no está becada ni cuenta con auspiciador o financiamiento alguno, de hecho no tiene implementos propios para entrenar. El escenario se le complica considerando que la contienda para clasificar al próximo mundial que se llevará a cabo en San Diego, California, Estados Unidos, al igual que el primero, ya comenzó y, por lo pronto, Valentina seguirá fuera de esta.

"Estoy luchando para llegar pero obviamente para eso requiero entrenar, porque el desempeño se mide por habilidades deportivas, no solamente por haber participado de charlas explicativas del proceso, sino que de entregar evidencia sobre un avance deportivo y para cumplir con eso debo tener mi propio equipamiento", sentenció la estudiante de bibliotecología en la Universidad de Playa Ancha (UPLA).

Sus argumentos son sencillos y evidentemente válidos, "yo necesito un traje más térmico de lo normal porque mi lesión hace que yo sienta el frío mucho más fuerte, eso vale como $300 mil que yo no tengo. Lo mismo cuesta una tabla que me permita hacer las maniobras necesarias, que esté adaptada para poder modificarla, ponerle manillas, y cosas esenciales para mantenerme bien en la ola sin caerme a cada rato", clamó la deportista de 22 años que, producto de un accidente provocado por un conductor ebrio, quedó tetrapléjica a los dos años y 8 meses de vida. El responsable solo quedó con firma mensual y nunca se acercó a ella ni a la familia a pesar de residir en el mismo barrio.

"Mi accidente ocurrió el 8 de diciembre del 2000. Era de noche, yo estaba en la vereda de mi casa y un caballero que iba a exceso de velocidad me chocó, iba tan rápido que ni siquiera pasó por arriba mío, sino que me golpeó. Mi contextura era diminuta, salí volando y cuando choqué con la acera me fracturé la cervical", relató sobre el momento que conllevó un proceso de rehabilitación en las piscinas de la Teletón donde, después de seis años, se convirtió en una nadadora capacitada para competir en nacionales. Así, poco a poco se abrió paso hasta llegar a los Juegos Suramericanos en 2015 y luego cambiar las demarcadas pistas por el mar hasta convertirse en surfista como la conocemos hoy.

Transporte no inclusivo

Ponce entrena en playa La Boca en Concón, más seguido antes del COVID-19 y la cuarentena obligatoria, pero ya retomó las sesiones con mucha precaución "porque soy población de riesgo". El viaje desde su casa hasta esa comuna, que calcula es una hora, requiere un alto gasto extra de su bolsillo por falta de transporte adaptado en la zona.

"De mi cerro al centro de Valparaíso son ocho minutos en colectivo, pero que paren cuando ven a una persona con discapacidad es como un logro, a veces pasan tres o cuatro y no te llevan. Y para Concón solo llegan micros que no me puedo subir porque es imposible meter una la silla, tabla, mochila traje, es como muy irrisorio. Es 'fome' saber que hay micros pero no para ti", afirmó Valentina, quien además hace una dura crítica a "un país centralizado y con falta de seguridad vial inclusiva".

"En regiones no hay nada para nosotros. Me resulta tragicómico cuando arreglan una calle siempre arruinan una subida de silla, claramente no hay una visión que integre a las personas con discapacidad y eso que somos bastantes, en Valparaíso hay muchos profesionales y deportistas. Este país está al debe, tienen una deuda importante hacia nosotros. Movilizarse en la ciudad es algo casi imposible, si no tienes la fortaleza mental te quedas encerrado en tu casa, así de simple", atestiguó la surfista.

Sobre proyecciones a futuro, su mayor deseo es que el deporte y la playa sigan siendo prioridad en su vida, aunque dice, esto depende del "apoyo que tenga, porque insisto, ser persona con discapacidad en Chile y en Valparaíso es desgastante, cansa estar peleando por todo, luchar por educación, por tener salud, por rehabilitarte, y también pelear ahora por hacer deporte, siempre es 'depender de' y eso se debe acabar. Yo quiero hacer carrera deportiva y competir e irme a circuitos internacionales a Hawái o Brasil que son los número uno a nivel paralímpico, pero sin recursos, es difícil", concluyó Ponce.

"De mi cerro al centro de Valparaíso son ocho minutos en colectivo, pero que paren cuando ven a una persona con discapacidaad es como un logro"

Valentina Ponce

$300 mil cuesta el traje término que necesita la porteña, lo mismo que una tabla nueva.

Camila Rojas Vargas

La Estrella de Valparaíso