Me deprime bajar al plan de Valparaíso, sin embargo es algo que no puedo evitar porque tengo que hacer trámites o comprar en la farmacia.
La semana pasada me tocó salir y al caminar por Condell noté tres familias de extranjeros, con niños y maletas, pidiendo dinero. Pasaban desapercibidas al peatón entre tanto ambulante.
Luego fui a comprar a una farmacia de Pedro Montt y cuando hacía la fila, la señora que estaba delante mío comenzó a pelar una vara de bambú y sin vergüenza tiraba los restos al suelo. Le dije que no ensuciara y me contestó "es vegetal". Le respondí "tíreselo a un arbolito entonces", pero no le pareció y me dijo sin asco, "da lo mismo si está todo cochino".
Seguí con mi ruta por Pedro Montt y al llegar a Las Heras era imposible avanzar. Una vendedora ambulante gritó a todo pulmón, "te llaman por teléfono", y otra mujer se devolvió, con un montón de niños, que jugaban en la vereda como si fuera el patio de su casa.
Ya mareada -era mediodía- preferí seguir la marcha por la avenida Brasil y dejar atrás el barullo.
Isabel Rojas