Por fin está de vuelta en la pista
Degoberto Ovando, seleccionado nacional de ciclismo en pista, retomó las prácticas presenciales buscando un lugar en los Panamericanos del 2023.
En el autódromo de la golpeada ciudad de Quilpué, que ha sido víctima de voraces incendios en las últimas horas, el ciclista playanchino, Dagoberto Ovando Lecerf, retomó los entrenamientos presenciales luego de nueve meses en casa a causa del brote de COVID-19.
La pausa, que se extendió desde marzo hasta la última semana de diciembre del 2020, interrumpió el ascenso de categoría del seleccionado nacional de ciclismo de pista, quien tras un exitoso 2018 en que obtuvo el bronce en los Sudamericanos de Cochabamba y un 2019 de transición, no pudo ver a tiempo los resultados del progreso por la pandemia.
"Estaba empezando un periodo mucho más duro de rendimiento, luego de pasar años entrenando a un ritmo más suave. Pasé de categoría junior a elite, que ya no tiene límite de edad. Lamentablemente en julio del año pasado era el selectivo de la categoría en que los jueces registran el tiempo para seleccionar a los que mejor rinden para representar al país en el Panamericano, pero se suspendió", contó el ciclista de 20 años que espera disputar la fecha que, por el momento, fue recalendarizada para abril.
Ahora, a pesar del alza de casos activos y un posible nuevo confinamiento, el panorama se ve bastante positivo para Ovando, quien ya le saca partido a sus capacidades en la nueva categoría, esto dos veces por semana en el autódromo de la Ciudad del Sol.
"Estoy feliz, retomando a full los martes y jueves en Quilpué. Me hizo muy bien en todo sentido, estoy con más ánimo porque es mucho mejor ver a la gente, escuchar las instrucciones ahí mismo y que te exijan mientras vas pedaleando. Es muy distinto a darte ánimo tu mismo solo en la casa", confesó.
Como ya lo adelantaba, el nivel es diferente y la preparación se modifica, "agregamos el entrenamiento el 'tras moto', que es una opción para ejercitar con alta intensidad, que a la larga hace al ciclista más resistente a la velocidad, subir el umbral del dolor y el paso de competencia. Consiste en que yo voy pedaleando detrás de la moto siguiéndole el ritmo que va cambiando a medida que avanza", detalló sobre las sesiones que empiezan a las 6 de la tarde y las cuales aprovecha hasta que lo pilla el reloj.
"Termino pasadas las 9 de la noche, trato de calcular justo la hora para llegar antes del toque de queda" dijo, "pero justo justo, para no perder tiempo", reiteró entre risas.
Seguirá en la estática
A pesar de contar con el autódromo , gran parte de la semana debe hacer el trabajo desde casa, por esa razón "la estática sigue instalada en el living", que adaptó en marzo para continuar en lo suyo. En una tarde armó junto a su hermana el equipo que lo acompañó en el encierro.
Con el parlante al máximo, que posicionó a un costado de la bicicleta, cumplió con el riguroso horario que su entregador le indicó semanalmente por videollamada. "Instalamos un rodillo que simula el pedaleo de la bici, pero está estática, eso ocupa como la mitad de mi living, pero se tendrá que quedar así hasta nuevo aviso", reconoció el playanchino, que tal como otros deportistas, como pudo cambió el patio de la casa para usar el espacio.
"A unos fierros que encontré les colocamos soportes, bien artesanales, para hacer pesas. En el gimnasio me pudieron prestar unas barras y discos, así que con eso me las arreglé. Tuve que mover todo para que todo cupiera, pero se logró", cerró.
"Volver a entrenar de manera presencial me hizo muy bien en todo sentido, estoy con más ánimo".
Dagoberto Ovando
Camila Rojas Vargas
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