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[Cultura Urbana]

El desafío de escribir y publicar desde la provincia

En la provincia de Quillota, autores y editores hablan sobre las características de la literatura realizada fuera del centro nacional y regional.
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Alex Fajardo - La Estrella de Valparaíso

Entre los años 2011 y 2012, un colectivo de artistas de la provincia de Quillota ocupó una estación abandonada de trenes y la transformó en un multiespacio cultural. Este espacio se convertiría en el hoy conocido Centro Cultural El Vagón, espacio en el que comenzó a funcionar un taller literario dirigido por el escritor Osvaldo Ángel.

Eran fines de los años '90 cuando Catalina Zamora conoció a Osvaldo Ángel, escritor norteño que se radicó en la provincia.

Entre el año 2000 y 2003, Catalina Zamora y Osvaldo trabajaron junto a Ricardo Tapia en la investigación y libro "Rosario Orrego: Obra Reunida", pionera de las letras de mediados del siglo XIX y a quien se considera la primera mujer novelista del país, además de poeta, editora, periodista y educadora.

Luego, a mediados del año 2013, el escritor Osvaldo Ángel comenzaría un taller literario en el Centro Cultural El Vagón. Este taller reunió a un buen grupo de entusiastas, entre ellos Filipo Becerra, y ya el 2015 pasarían a llamarse Círculo Literario El Vagón. Este mismo año realizarían su primera publicación: una antología del trabajo de los miembros del círculo llamada "Poesía y Prosa".

La antología en cuestión fue publicada por GS Libros, editorial creada y dirigida por Catalina Zamora desde ese mismo año, con el fin de divulgar el trabajo de los escritores de la provincia, fueran o no parte del círculo.

Finalmente, la agrupación pasó a llamarse Círculo Literario de La Calera y a mediados del año pasado lanzaron de forma digital una antología de los autores locales, titulada "Colección Concreto".

Doble provincialismo

"En el interior sufrimos un doble provincialismo. Por un lado está el centralismo de Santiago, capital del país, y por el otro está el centralismo de Valparaíso, capital de la región. Las obras que vienen de Valparaíso tienen mayor importancia. Nos sentimos como el patio trasero", afirma Catalina Zamora, escritora oriunda de La Calera, autora de cuentos, guiones, obras de teatro y además editora.

La provincia de Quillota no supera los 200 mil habitantes, una quinta parte del total de habitantes del Gran Valparaíso. Además de esta diferencia demográfica, existe una inequidad en el acceso a la cultura, ya que el Gran Valparaíso concentra la mayoría de los eventos y centros culturales.

La editora general de GS Libros agrega que la literatura de provincia ofrece una visión local: "No es lo mismo hablar de un barrio de Santiago que hablar de un barrio de La Calera. Aquí hay una realidad diferente, que nos da una visión diferente".

En ese mismo sentido, Filipo Becerra, escritor de Quillota, agrega que "el territorio es una cosa bastante compleja. La provincia es todo lo que he conocido, y eso impregna mi escritura. Los cerros y la idiosincracia de la provincia forman parte de lo que escribo. No puedo sacarlo".

Desde esta perspectiva, el escritor de provincia ofrece algo único que no puede encontrarse en un escritor que vivió toda su vida en la ciudad, afirma.

El escritor quillotano piensa que, a diferencia de 10 o 15 años atrás, hoy hay más posibilidades de edición y publicación.

"Las posibilidades de publicar están. Pero la visibilidad la sigue teniendo Santiago en los medios de comunicación. La visibilidad de un escritor de provincia está limitada a la provincia, mientras que un escritor de Santiago será conocido por todos", señala.

Para más información sobre el acceso a obras como "Rosario Orrego: Obra Reunida", "Poesía y Prosa" o "Colección Concreto", se puede escribir al correo de la editorial g.s.libros@gmail.com.

Critica de Arte

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Mural en El Almendral

El arte mural en Valparaíso, presenta pasajes desconocidos o indocumentados. Ejemplo de ello son las obras murales que están dispuestas en distintas edificaciones públicas de la ciudad puerto, trabajos que fueron elaborados en la década de los '50 del siglo XX, utilizando la técnica del mosaico en cerámica.

Una de estas piezas es un mural ubicado en la parte superior (friso) de la entrada principal de la galería comercial Almendral de Valparaíso, en calle Victoria, frente a la Escuela Ramón Barros Luco. Su autor es el artista Carlos González Yáñez y su elaboración se remonta a 1955.

Carlos González nació en Valparaíso en 1925 y fue parte del grupo de artistas plásticos que se formó en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, en la denominada "época dorada" que abarcó principalmente entre 1950 y 1965, período que estuvo marcado por la presencia del pintor berlinés Hans Soyka y el maestro grabador Carlos Hermosilla. Como artista plástico, desarrolló los lenguajes de la pintura, el grabado y el mural.

Carlos González fue autor, junto a Eugenio Brito Honorato y María Martner García (1958), del mural de mosaicos que viste la fachada oriente del edificio de la actual sede de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Valparaíso, ubicada en la avenida Borgoño de Reñaca.

En 1962 fue becado para realizar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Berlín occidental, lugar donde estudió litografía. Establecido en Alemania, desarrolló en Europa una fructífera trayectoria, exponiendo sus trabajos en diferentes galerías de países como Dinamarca, Países Bajos y Estados Unidos.

En 1998 realizó con gran éxito una retrospectiva de su obra en Valparaíso y en 2002 expuso en la Embajada de Chile en Berlín.

Falleció en Alemania en 2017, a los 92 años. En forma póstuma, fue homenajeado por medio de una ceremonia oficial en la Universidad de Valparaíso.

La obra de Carlos González Yáñez corresponde a un mural realizado en la técnica del mosaico en cerámica policromada, donde se registra una escena de paisaje, compuesto en la parte media e inferior por un fondo marino, donde se destaca principalmente la flora y fauna marina variada. En la parte superior de este mural podemos apreciar distintas embarcaciones, contenedores, edificios, cerros y gaviotas.

Se destaca en todo este conjunto, la simplificación o geometrización de las figuras y formas, la utilización de los colores en contraste, así como la presencia mayoritaria de colores fríos y neutros. En la resolución de este trabajo, en cuanto a las figuras, formas y color, hay una clara influencia del cubismo sintético.

La principal importancia de esta obra mural radica en la innovación que hace en la tradición de la representación del imaginario de Valparaíso, tomando como sujeto de representación el paisaje subacuático de la bahía.