Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

Tracoma: morir con ceguera

A fines del siglo XIX se detectó que una bacteria, desconocida hasta entonces, que atacaba la vista dejando a muchos irreparablemente ciegos. La zona más afectada fue Chiloé.
E-mail Compartir

Por Juan Guillermo Prado

Amediados del siglo XIX llegó al país Francisco Fonck, un joven médico germano de 24 años, que había estudiado en diversas universidades europeas y que se había titulado en la Universidad de Berlín en 1852. Su propósito era trabajar entre los colonos alemanes del sur del país.

Sin embargo, para desempeñarse como médico, tuvo que homologar su título en la Universidad de Chile escribiendo una tesis denominada "El tracoma y el espéculo del ojo" donde se refirió a una enfermedad frecuente en el Medio Oriente, ocasionada por una bacteria llamada Chlamydia trachomatis, que afecta a los ojos, de fácil contagio a través de una persona infectada ya sea por las manos o por medio de moscas que entran en contacto con las secreciones de los ojos o de la nariz de quien está infectado. En aquella época, en el país, se desconocía esta enfermedad que se inicia con una simple conjuntivitis que puede llegar a la pérdida de visión y ceguera irreversible.

Condenados

Y el tracoma llegó al país a través de los inmigrantes que arribaban a nuestras costas. En 1888 se conoció el primer caso y luego vinieron otros. En 1895, el médico Carlos Graf denunció en dramática carta la existencia de esta enfermedad. "Señor presidente del Consejo Superior de Higiene Pública. Tengo el honor de poner en conocimiento del Consejo el siguiente hecho, que es un peligro para un cierto número de personas y que amenaza al mismo tiempo dejar ciegos a una familia de cinco personas: N. N., su esposa y tres hijos pequeños que viven en la calle de Herrera número 64, están afectados de conjuntivitis granulosa. Han contraído esta afección por haber cultivado estrechas e íntimas relaciones de amistad con una familia de inmigrantes, que, según se desprende de su relación, estaban afectados de la misma enfermedad. El padre y la madre renuncian a curarse porque, siendo las curaciones necesariamente enérgicas, y por consiguiente, dolorosas, tienen que desatender las ocupaciones con que ganan su subsistencia y la de sus hijos. De los tres hijos, solo traen a mi sala de curación dos, pues el tercero dicen que está tullido; y a los primeros no es posible aun hacerles un tratamiento regular.

Estos niños y sus padres están en contacto diario e inmediato con las demás personas que viven en la misma casa y con la de la vecindad. Por lo que dejo expuesto, se comprenderá fácilmente que esas personas están fatalmente condenadas a perder su vista, como consecuencia inevitable del tracoma no curado o curado incompletamente, infectando al mismo tiempo a muchas otras personas…".

Recibió la siguiente respuesta del doctor José Joaquín Aguirre, presidente del Consejo: "En la parte que se refiere a la desinfección de la pieza de la calle de Herrera número 64 y en la cual vive una familia afectada de tracoma, debo manifestar que esta Corporación carece por ahora de los medios necesarios para proceder a la desinfección de dicha vivienda pues recién van a comenzarse los trabajos de construcción de un desinfectorio. Por lo demás, en el caso actual, la desinfección será sencilla, pues para ello bastará que ordene que la pieza sea nuevamente blanqueada o empapelada y que el piso sea lavado con agua de cal o sulfato de cobre". No sabemos si dicha desinfección causó efecto lo que si fue real que el tracoma se extendió por el territorio nacional, especialmente en las provincias del sur del país.

La peste en Chiloé

Esta enfermedad ocular no desapareció. Un informe de la Oficina Panamericana de la Salud señalaba: "En 1928 nuevamente se inició una activa lucha contra el tracoma, que había tomado proporciones considerables…. Por los datos obtenidos se sabe fue introducido por los árabes que en gran número se establecieron en la provincia. Además, se extendió hacia las provincias vecinas debido a la costumbre característica en Chiloé, que consiste, en que en los meses de verano gran parte de la población se dirige a los pueblos vecinos a laborar en las cosechas. En los 18 meses en que se ha desarrollado en esa provincia una lucha intensa contra la enfermedad; se organizaron seis dispensarios y anexos a ellos 4 o 5 centros; de manera que hay 20 dispensarios que han atendido 2.199 enfermos habiendo dado de alta a 1.746 personas. Otra medida adoptada fue el cordón sanitario que impide la salida a los enfermos. El tracoma en Chiloé se encuentra en franca decadencia, y habrá este año que cerrar algunos dispensarios porque ya no quedan enfermos que atender".

Sin embargo, el tracoma seguía vigente. En el año 1936 se aprobó una nueva ley que concedió fondos para combatir esta peste, que afectaba principalmente a los menores de cinco años.

En 1941 se publicó el Reglamento de Sanidad, Marítima, Aérea y de las Fronteras que dispuso impedir el ingreso al territorio nacional de quienes padecieran lepra, tracoma y otras enfermedades contagiosas. En 1953 se reiteró está prohibición en Reglamento de Extranjería, que en su artículo 12 expresó: "Se prohíbe la entrada al territorio nacional a los extranjeros que…padezcan de tracoma, lepra o cualquiera otra enfermedad infecto-contagiosa".

El médico Félix Garay, diputado por Chiloé, en 1968 denunciaba: "Pude observar que en la isla de Chaullín todavía hay brotes de tracoma, enfermedad que ha sido erradicada, prácticamente, en el mundo entero. Y, cosa curiosa, en esta isla hay casos endémicos de tracoma, enfermedad ocular que puede llegar a producir la ceguera". Para evitar su propagación pedía que se enviara una misión sanitaria a la isla.

No han existido nuevas denuncias sobre esta peste. En el Reglamento sobre notificación de enfermedades transmisibles no aparece -información al respecto- en la versión del año 2000, por lo que suponemos que ya desapareció de nuestro país.

Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud aún está vigente en más de 40 países. Es una enfermedad endémica por lo cual quienes la adquieren tienen un alto riesgo de sufrir una ceguera irreversible sino son tratados a tiempo.