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Gabriela Mistral en la Región de Valparaíso Presidente Sociedad de Folclor Chileno

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Por Yvaín Eltit

En el invierno de 1912, llegó como profesora de castellano e inspectora al Liceo de Niñas de Los Andes, aún como Lucila Godoy Alcayaga. En esta contemplativa ciudad pasó seis años y habitó en una rústica casa aún intacta en calle General del Canto N° 662, a 1,5 km de la Plaza de Armas de Los Andes, en el Villorrio "El Coquimbito".

Allí llevaría al papel "Los sonetos de la muerte", los cuales la consagraron definitivamente como Gabriela Mistral (1889-1957) en los Juegos Florales celebrados en Santiago en 1914. En estas tierras conocerá a su gran amigo y futuro presidente, Pedro Aguirre Cerda (1879-1941). Antes de que le encomendara hacerse cargo del Liceo de Punta Arenas (Región de Magallanes), Gabriela dirá: "Hasta tal punto fijé mi corazón en este paisaje hebreo de montañas tajeadas y purpúreas, que quiero llamar a Los Andes mi tierra nativa, la de mis preferencias".

Décadas más tarde, nuestro puerto de Valparaíso la recibirá alegre y entusiasta, tras su regreso en la primavera de 1954. Será la última vez que pise Chile en vida. Siempre en su estilo abierto y sencillo, nuestra poetisa pronuncia un discurso tras su arribo, comentando: "En cuanto a Valparaíso, vive en mi memoria por la cordialidad de su gente, más esa su alegría que parece una gracia que él reciba del mar".

Es aclamada multitudinariamente, desbordada por muestras de cariño y felicidad, las cuales corresponde con pasión. Sin titubeos solicita en esta visita alojarse en las cercanías porteñas, pues allí tiene a la mano todo ese imaginario colectivo de antaño: "Tener a Valparaíso o a uno de sus alrededores por residencia durante mi estadía en Chile. Desde esa residencia, puedo yo subir hacia mi valle de Elqui y bajar hasta mi Punta Arenas. Esto es un deseo, pero además una deuda".

Gabriela venía trabajando el que sería su proyecto más personal denominado "Poema de Chile", por ello confidencia: "Algunos de ustedes saben que yo tengo un trabajo no acabado, muy largo ya pero no acabado que es un poema descriptivo de Chile". Luego ella les pedirá a los porteños ser colaboradores protagónicos de esta obra: "Entonces será la cuestión la de guiarme en lo que yo no conozco y de atenderme, porque llevaré aquel papelito largo, mejor dicho aquellos cuadernotes de ese poema que está lleno de espacios vacíos y que creo que no es difícil llenar si soy ayudada y acompañada".

"Poema de Chile" será publicado póstumamente en 1967 por su amiga, asesora y albacea, la norteamericana Doris Dana (1920-2006).