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"A mis 81 años quiero trabajar para el futuro de Chile"

El exsenador y almirante quiere dar su "última batalla" y escribir una nueva constitución para el futuro.
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Marcelo López - La Estrella de Valparaíso

Con 81 años de "historia" a cuestas, el exalmirante y hoy candidato a convencional constituyente, Jorge Arancibia Reyes, asegura que no podía haberse restado "de un desafío de esta naturaleza, quizás el más trascendente que vamos a tener como país", como califica el proceso que dará origen a una nueva carta fundamental para Chile.

Habiendo encabezado la Armada como almirante en jefe, luego senador con la segunda mayoría nacional, representante diplomático y director en EPV, entre otros cargos, dice que quiere "entregar lo mejor que tengo, pero no para mí, sino para los que vienen, nuestros hijos, nietos y bisnietos. Ya soy historia antigua, pero esa historia quiero aportarla en la conversación para que salga un buen documento para las generaciones del futuro".

-Estuvo primero en el "Rechazo" y hoy aspira a escribir la nueva Constitución. ¿En qué momento algo le hace 'click'?

-Yo había estado en el rechazo, pues pensaba que con la pandemia y la crisis delictual el país ya estaba pagando un algo costo y ponerle una tercera variante era inconveniente. Yo decía que no era tiempo de grandes cambios, pero luego los chilenos expresaron su voluntad de que hubiera un cambio en las reglas del juego, y se me produce la visión distinta. Porque en el fondo, creo que el país necesita un cambio. Y la gente así lo hizo ver. Tenemos una estructura donde los tres poderes del Estado no están dando el ancho y tenemos que hacer una reingeniería en que se produzcan los equilibrios que corresponden.

-¿Qué espera de las próximas votaciones?

-Espero que haya una gran votación. Y luego, que la gente cuando elija a su candidato, sea cual sea su preferencia, elija al que quiera la paz, a personas dispuestas a conversar, que no quieran más confrontaciones, ni descalificaciones, ni insultos.

-¿Cree que el país con lo polarizado que está pueda encontrar consensos en la convención constitucional?

-Vamos con ideas que pueden ser un aporte, pero sobre todo vamos a escuchar con atención, a conversar, a debatir y encontrar una respuesta institucional a una demanda social de la ciudadanía. Vamos con una hoja en blanco, lo que no significa llegar en blanco, sino tener la posibilidad de exponer ideas sin preconceptos, sin colores y ojalá lleguemos todos sin ser ni de izquierdas ni de derechas, ni de arriba, ni de abajo, sino como personas elegidas para sentarnos a conversar y definir cuál es la mejor carta fundamental que podemos entregarle a Chile para su futuro. Si llegamos con ese espíritu, cómo nos vamos a equivocar.

-¿Espera que esa hoja en blanco reconstruya la credibilidad de las instituciones, entre ellas las Fuerzas Armadas de las que fue parte?

-No me cabe duda de que debiera ser así, y eso pasará por dotar a las instituciones de sistemas de chequeos, de controles y balances en la gestión de las instituciones. Lo viví en el Puerto y en mi Armada, que creo que es una institución sin objeciones; porque su formación ética y moral, tradicional, histórica, ha hecho que no estemos entre los que sí tienen observaciones. Si creamos una Constitución que otorgue equilibrios, libertades, pero también controles, el sistema debiera mejorar.

-Como hombre "regional", ¿qué temas y urgencias de la región espera instalar en el debate constitucional?

-Soy un hombre de regiones, y además porteño. Por eso cuando fui senador presenté un proyecto para que parte de los ingresos de las empresas del Estado quedaran en la región. Luego, en otros roles, he estado discutiendo el tema. Creo que debiésemos crear un fondo de proyectos municipales, donde vayan parte de los recursos de las empresas públicas regionales.

-¿Por qué la ciudadanía debiese elegirlo para redactar una nueva constitución?

-La gente me conoce, conoce mis virtudes y defectos. He tenido convicción y consecuencia, que es mi lema, he sido confiable, respetuoso y respetable. Creo que esas virtudes pueden hacer que la gente me aprecie y valore. A mis 81 años quiero trabajar para el futuro de Chile, no para mí. Ya tuve más honores, posiciones y distinciones de las que hubiera imaginado, y ahora me llegó el momento de dar mi última batalla y hacer lo mejor que pueda aportar en nuestra nueva carta fundamental.

"Yo decía que no era tiempo de grandes cambios, pero luego los chilenos expresaron su voluntad".

Jorge Arancibia