Cadena solidaria emociona a conserje de 80 años y a su esposa
La historia de don Ricardo Ramírez activó una red de apoyo que hoy tiene a este octogenario trabajador con una cuenta rut donde ha recibido anónimos aportes. Ayer lo recibió el alcalde Mella que le ofreció audífonos.
La pandemia por el COVID-19 ha evidenciado las distintas fragilidades de nuestro modelo y sin duda la precariedad económica de trabajadores independientes y pensionados ha sido quizás la más cruda. Precisamente esta última fue la que quedó de manifiesto esta semana cuando se conoció el caso de don Ricardo Ramírez Cárcamo a través de este medio.
El conserje de 80 años que hace 26 viaja desde Quillota a Viña del Mar, sin quererlo y mucho menos esperarlo, se convirtió en un verdadero emblema de la vulnerabilidad de las condiciones en que viven gran parte de los adultos mayores de nuestro país.
Porque probablemente el caso de don Ricardo, un pensionado forzado a trabajar debido a su insuficiente jubilación es el de muchos, realidad que enciende una vez más las alarmas en torno a las pensiones y de cómo el Estado y la sociedad, asumen en coherencia el cuidado y el bienestar de las personas mayores.
Gran impacto.
Fue a comienzos de esta semana que dimos a conocer el caso de don Ricardo, un hombre de 80 años que hace 26 trabaja en el turno de noche como conserje en un edificio de Viña del Mar. El trabajador escogió esta jornada debido a que durante el día cuida a su esposa de 91 años. Como si lo anterior no fuera ya impresionante debido a la avanzada edad de Ricardo, este adulto mayor se traslada cada día desde Quillota a Viña del Mar, exponiéndose en plena pandemia, a eventuales contagios en el transporte público.
Tras conocerse su caso, éste inmediatamente se difundió en matinales y medios de circulación nacional, convirtiendo a don Ricardo en todo un símbolo.
Y afortunadamente, su amplia difusión hizo una vez más, que surgiera lo mejor de cada ser humano. Innumerables llamados y correos electrónicos de instituciones, pero también y sobre todo, de particulares que querían ayudar a esta pareja de adultos mayores se repitieron y coincidían en un único objetivo: que esta pareja pueda pasar sus últimos años sin preocupaciones y dedicados al descanso.
El uno para el otro
Es que la historia de don Ricardo y su esposa Rosa Bugueño es de mucho amor, pero también de profundos dolores.
La pareja vive sola pues a muy temprana edad perdieron a la mayor de sus hijas y años después a su segundo hijo.
Son precisamente esas pérdidas las que han forjado el lazo de unión profunda en esta pareja, que se apoya en la adversidad y que agradece todo gesto de generosidad.
"Yo todavía no puedo creer todo esto que está pasando. Estoy muy agradecido. Al principio estaba nervioso con todo esto, porque no quería parecer ingrato porque yo trabajo porque lo necesito, porque no nos alcanza y en el edificio me dieron esa posibilidad", comenta don Ricardo que se ríe nervioso al comentar que su teléfono no ha parado de sonar.
La señora Rosa comenta que lo único que quiere es que su marido pueda dejar de trabajar porque, agrega, le asusta que pueda enfermarse o que le pase algo en el trayecto.
"Yo quisiera que no trabaje más, pero es cierto que no nos alcanza. Yo me he caído varias veces y él cuando llega me dice que tengo sangre o algo porque si él no llega nadie más me ve", acota.
Durante la jornada de este jueves, Nancy Godoy, la residente del edificio donde trabaja Ricardo y que hizo público su caso, acompañó a la pareja para que pudieran abrir una cuenta rut en el Banco Estado. La cuenta ya está activa.
Asimismo, el alcalde de Quillota recibió a la pareja en su despacho y ofreció costear los audífonos para ambos. Están a la espera de que los pueda atender un otorrino para conocer las especificaciones del aparato auditivo.
Ya el miércoles, desde Senama ofrecieron asesorar a don Ricardo, y ayer la abogada de la Defensoría Mayor tomó contacto con el trabajador.