A falta de agua, buena es la radiestesia
En nuestros campos se combate la sequía con pozos de agua subterránea y en su búsqueda se utiliza una técnica ancestral, con varillas o péndulos.
Por Juan Guillermo Prado
Jorge Pablo Cancino es un agricultor de Rinconada de Yaquil, una zona agrícola de la provincia de Colchagua, situado a 13 kilómetros de Santa Cruz. En su propiedad, emplazada en un sector de secano, las parras morían por falta de agua. Por ello contrató al radiestesista Manuel (Maro) Rojas Caldera quien, con la ayuda de varillas, descubrió dónde se podían hacer pozos subterráneos. Hizo cuatro hace más de una década. Cancino señala: "No he tenido problemas con el agua. Claro que este año por la sequía ha bajado el nivel, pero aún se puede regar las parras".
Consultamos con Manuel Rojas sobre esta actividad, propia de los sectores agrícolas: "Con motivo de esta sequía, que ya dura mucho tiempo en el país, me llaman frecuentemente dueños de parcelas, agricultores y personas del Ministerio de Obras Públicas que tienen relación con la APR, que es infraestructura hidráulica del Agua Potable Rural, que hacen pozos donde hay carencia de este elemento, en diversas regiones del territorio, especialmente de las regiones de Coquimbo, Valparaíso y O'Higgins, que son zonas de mucha carencia de agua".
-¿A qué profundidad se encuentra el agua?
-Siempre que he tenido que buscar napas subterráneas he encontrado acuíferos. Algunos más superficiales entre 35 y 40 metros de profundidad que son de menos cantidad de agua y normalmente son más anchos de cinco a diez metros y son de menos litros por minuto , porque la anchura produce que el agua se difumine y sea más lento su paso y otras más profundas desde 70 a 120 metros que son más condensadas en una anchura de tres a cinco metros y avanzan como un río a velocidades más rápidas y producen desde diez a 30 litros por segundo. Pero, lo más importante , siempre he encontrado agua a pesar de la sequía, solamente puede variar la cantidad de metros de profundidad y litros por segundo, o sea menos agua o más agua.
QUÉ ES LA RADIESTESIA
La palabra radiestesia es una palabra construida a partir de dos términos: el latino radium, "radiación", y el griego aesthesia, "sensibilidad".
Gamal Hadweh Martinez, reikista y egresado de Derecho, dedicado a "armonizar lugares", es uno de los integrantes de la Sociedad Chilena de Radiestesia, nos describe cuáles son los aparatos que utilizan para la búsqueda de agua y de otros elementos como minerales.
"Los instrumentos radiestésicos son la herramienta que estimula los sentidos y permiten amplificar las radiaciones externas. Los más populares son péndulos y varillas", señala.
Agrega: "Constituye un péndulo cualquier cosa pequeña que se encuentre unida a la mano mediante un elemento de enlace flexible, como por ejemplo una cadena o una cuerda. De todos los instrumentos de radiestesia es el más flexible en cuanto a uso y, en consecuencia, el más utilizado. Son de metal, madera, cuarzo, etcétera. En cuanto a las varillas, pueden estar hechas de ramas elásticas y resistentes, como de avellano o cerezo, pero además se elaboran en metal y con forma de L. Estas varillas son muy utilizadas en la búsqueda de minerales y agua subterránea, pero también se usan en la detección de energías o en radiestesia médica".
La radiestesia, explica, no solo sirve para la búsqueda de agua: con ella se sabe qué lugares son buenos o malos para la salud de las personas.
En la Antigua China
Los orígenes de esta técnica -algunos la denominan arte y otros superchería- se remiten al Imperio Celeste. Se sabe que antiguos edictos de dicho Imperio, pretérita denominación de China, prohibían la construcción de viviendas o establos en aquellos sitios considerados nocivos.
Geomantes o conocedores de la tierra debían determinar si en aquellos lugares existían las "venas del dragón" o "salidas de los malos espíritus", denominación que daban a las zonas donde existen corrientes telúricas malsanas para los seres vivos.
En excavaciones realizadas en el Valle de los Reyes, en Egipto, se han descubierto varillas e instrumentos muy parecidos a los péndulos por lo que se deduce que también este pueblo se dedicó a la radiestesia.
En la Biblia y otros textos sagrados hay diversas alusiones al uso de las varillas, señalándose que Moisés buscó agua en el desierto con este arte. El propio apóstol Pablo escribió que dicho patriarca judío "estaba instruido en todas las ciencias y los secretos de los egipcios".
Griegos y romanos también fueron aficionados a esta práctica. Entre los sacerdotes de la Roma imperial era frecuente el uso del péndulo y la varilla para hacer sus vaticinios. Los druidas celtas también poseían esta facultad para encontrar los manantiales subterráneos sagrados que veneraban y en el cruce de ellos levantaban menhires. En la Edad Media se usaba para la detección de vetas metalíferas.
Todo indicaría que en el Perú precolombino esta técnica también fue conocida. En una roca se encontró una figura que sostiene entre sus manos una vara horquillada. Es posible que fuera un conocimiento que detentaban los sacerdotes del culto al Sol. Además, se han encontrado en tumbas, péndulos con cierto parecido a los utilizados por los geomantes chinos.
Aun hoy, ciertas tribus nómades del Medio Oriente instalan su campamento, al atardecer, allí donde los animales se tumban a descansar. Ellos están conscientes de que los animales son muy sensibles a las energías telúricas y buscan los mejores sitios.
Inés de Suárez
Pedro de Valdivia en su trayectoria por el territorio nacional en zonas áridas encontró pozos de agua que permitieron abastecer a los conquistadores. Se cree que pozos fueron construidos por los incas, quienes ya conocían la radiestesia, incluso aún existe un péndulo de origen incaico.
Doña Inés de Suárez aplicó técnicas radiestésicas en la búsqueda de aguas subterráneas. Se ha señalado que encontró las termas de Jahuel y yacimientos de oro y plata. Desde antaño los campesinos han buscado agua con la ayuda de varillas de árboles.
Todo ser vivo tiene la sensibilidad para captar esas energías telúricas que pueden hacer bien o mal para la salud. Hay diversos estudios en Europa y Estados Unidos que indican que las radiaciones producidas por alteraciones geológicas, cruces o napas de agua subterráneas pueden producir cáncer, especialmente al hígado y al páncreas, reumatismo, epilepsia u otras enfermedades, especialmente en aquellas personas que duermen sobre esos lugares radiados.
El conocimiento de esta ancestral técnica no sólo nos ayuda a la búsqueda de agua en estos tiempos de sequía, también nos muestra qué lugares son los mejores para vivir y dormir.