Bar de Quilpué apuesta por la inclusión
La Quinta Pata al Gato tiene la carta en braille para ser leída por personas ciegas y además sus garzones manejan el lenguaje de señas.
Javiera Espinosa - La Estrella de Valparaíso
"Abrir un bar en plena pandemia sería una locura", fue uno de los primeros comentarios que recibieron Nicolás Cardemil e Ibrahim Salamé, al trazar la idea del espacio La Quinta Pata al Gato, ubicado desde septiembre de 2020 en Quilpué. Sin embargo, este bar y restorán se volvería un espacio único, que le ha sacado lágrimas de emoción a más de un cliente y al mismo equipo de trabajo.
Según datos de La Sociedad Chilena de Oftalmología en Chile existen 850.000 personas con deficiencia visual y de ellas, aproximadamente 80.000 son ciegas, además, en esa misma línea existen 712.005 personas con discapacidad que tiene algún grado de pérdida de audición, y de ellas se estima que 179.268 tendrían sordera total, de acuerdo a datos del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
Estas cifras para el equipo de La Quinta Pata al Gato no son menores y así lo cuenta Eduardo Poloni, gerente de operaciones, en relación a la propuesta que presenta este espacio, que en el poco tiempo en pie se ha caracterizado por ser un bar que tiene su carta en braille, y además, las personas que atienden allí, también utilizan lengua de señas para comunicarse. "Ser un bar inclusivo nace de nuestra visión como empresarios y personas. Sin embargo, no queremos que sea 'nuestro sello', ni tampoco lo vemos como un 'diferenciador del negocio', sino que buscamos que sea viral, y ojalá todos los demás bares, restoranes y negocios que reciben público se motivaran con este tipo de iniciativas, que debiese ser parte de nuestra cultura y no un argumento comercial", explica Poloni.
Además, el espacio, que se ideó entre medio del estallido social y el inicio de la pandemia, le da la bienvenida a todas las identidades que convergen en la sociedad. Poloni comenta que el bar ha tomado protocolos de acoso y se instala como un bar seguro para mujeres y disidencias sexuales. También, es un espacio donde las personas pueden ir con sus mascotas; perros y gatos, son recibidos.
Este bar tiene como centro la buena mesa, y en eso la parrilla y una jugada barra quiere dar cuenta de aquello. "Nuestro concepto es el 'Bar de Fuego', por ende nuestros caballitos de batalla nacen ahí, en las brasas. El corazón de nuestra cocina es la parrilla y se basa en sorprender con sabores diferentes, de ahí nuestro nombre: nos gusta buscarle La Quinta Pata al Gato a nuestras preparaciones. Si vas a comer un tiradito, que esté curado por 96 horas con sal de cahuil y especias. Si quieres comer carne, que sea Angus, de animales de libre pastoreo, acompañado de manjar de ajo y verduras encurtidas por nuestro chef. Si vas a comer ceviche que venga con esferificación de mango para que se sientan los toques dulces al masticar. ¿Se entiende? Jugar con las texturas y hacer explotar el paladar. Para comer una tabla de queso, aceitunas y salame mejor te quedas en tu casa", cuenta y bromea Eduardo Poloni.
Así, como la buena mesa y la inclusión se han hecho parte de su puesta en escena, la música, el humor y la magia, también se han vuelto fundamentales. El espacio desde su funcionamiento ha presenciado stand up comedy como: La Botota Fox, Belenaza, Juan Pablo López, Los Atletas de la Risa y ahora en el mes de enero se presentará la comediante Chiqui Aguayo. En esa misma línea, en la música han llegado al bar las presentaciones de Aristocabros, La Blues Willis, Savia Porteña y el rey del bolero porteño, JM, uno de los Crack del Puerto.
Poloni, recuerda que hace unos meses en medio de un show musical, llegó un grupo de amigos, y entre ellos una persona ciega, "cuando el garzón lo fue a atender, le preguntó -¿le traigo la carta?-, pensando en la oportunidad para mostrar la oferta en braille, sin embargo el cliente se rió un poco incrédulo, y ahí el garzón le explicó que tenemos la carta en braille. Tras eso, la persona se mostró muy emocionada". Era la primera vez que un espacio le presentaba la oportunidad de elegir con sus medios qué deseaba comer, de hecho Poloni recuerda que incluso la persona bromeó sobre el hecho "les quedó un poco larga la carta". Así, ese cliente "recorrió el espacio, cabeceó la música que estaban tocando y se despidió de abrazo del equipo, y además ha regresado un par de veces a La Quinta Pata al Gato".
En ese mismo relato, el gerente de operaciones de La Quinta Pata al Gato, vuelve a reflexionar y admite "lo que nosotros generamos con este tipo de iniciativas, es que logramos hacer felices a todos, pero por qué las personas con discapacidad no pueden ser atendidas como uno en cualquier parte. Esto lo sentimos como algo en pleno siglo 21 debería ser parte de una normativa, parte de la ley, porque no cuesta nada".