La revolución del telégrafo
Hace 170 años, el 5 de marzo de 1852, se transmitió en Valparaíso el primer telegrama. Por el desarrollo tecnológico su uso cayó en la obsolescencia.
Por Juan Guillermo Prado
Antes de que existieran el teléfono y los sistemas de telecomunicaciones modernos, no había nada más ominoso que recibir un telegrama en la noche. Lo más probable era el anuncio de una muerte o de una enfermedad.
Creado por el norteamericano Samuel Morse, el telégrafo fue la primera tecnología que permitió la comunicación de larga distancia, esto mediante el alfabeto morse, creado por su propio inventor, que es un sistema de representación de letras y números mediante señales emitidas de forma intermitente. Para establecer las primeras líneas telegráficas, Morse consiguió treinta mil dólares para establecer, en 1845, una línea telegráfica entre Washington y Baltimore.
El empresario norteamericano William Wheelwright introdujo en Chile el telégrafo y en 1851 el gobierno le otorgó una concesión para instalarlo. Wheelwright compró equipos y trajo a los primeros telegrafistas.
El 5 de marzo de 1852, en Valparaíso, se envió el primer telegrama. En este evento participó el Presidente Manuel Montt. Se instaló un cable en la calle de La Planchada, actualmente Serrano, que conectó la residencia donde se hospedaba el mandatario con el hotel de La Unión, situado en la acera de enfrente.
El mensaje que escribió y transmitió el telegrafista fue: "5 de marzo de 1852: Primer ensayo en Chile del telégrafo eléctrico. Montt". Solo ocho años antes se había enviado el primer telegrama en Estados Unidos. Antes de un año, el 21 de junio, se estableció la línea que unió el Puerto con Santiago.
El desarrollo tecnológico de nuestro país tenía asombrada a la población. Por iniciativa del mismo Wheelwright, el 25 de diciembre de 1851 había sido inaugurado el ferrocarril que unió el puerto de Caldera con Copiapó, siendo una de las primeras líneas férreas de América del Sur.
Sin embargo, estas innovaciones para la época parecían una alucinación y fueron vistas con recelo por amplios sectores de la población, ajenos al avance de la ciencia y la tecnología. Para unos, esos monstruos que se movían solos, sobre rieles, sin caballos ni bueyes, eran consecuencia de un pacto con el diablo. También el envío de un mensaje a distancia y que se recibiera de inmediato era algo diabólico.
IMPACTO
El historiador Patricio Bernedo, decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se refiere al impacto que tuvo la introducción telégrafo: "En el contexto del desarrollo de la Revolución Industrial, a nivel mundial y en la medida que las redes telegráficas fueron expandiéndose en los distintos países, Chile incluido, se inició la decisiva separación entre el transporte y las comunicaciones. Así, los mensajes telegráficos pasaron a ser un modo de comunicación instantánea, que se movían mucho más rápido que los diversos medios de transporte. La comunicación telegráfica, especialmente desde el momento que se comenzó a consolidar la red de cables submarinos, permitió que los mercados se interconectaran, que la información comercial estuviera disponible en tiempo real en todo el mundo".
"Los gobiernos, las bolsas de comercio y las personas", agrega Bernedo, "fueron usando esta tecnología de manera cada vez masiva y a precios cada vez más accesibles. Los periódicos tuvieron la posibilidad de publicar noticias internacionales del día anterior, gracias a las redes telegráficas. El telégrafo también fue afectando la conciencia del tiempo al ser posible la comunicación instantánea y a grandes distancias: ahí se comenzó a establecer el sistema internacional de los husos horarios en 1884, que implicó estandarizar los horarios del mundo, que en la actualidad tenemos totalmente incorporados en nuestras vidas".
-¿Qué influyó más en el transcurso del siglo XIX: el telégrafo o el ferrocarril?
-Cada uno influyó en su ámbito: comunicación y transporte, respectivamente. Pero lo fundamental es que interactuaron, se complementaron, generaron un sistema de conexión integrado, una red de comunicación y transporte, a la que se sumó la navegación a vapor, generando seguridad, regularidad, rapidez y aumento en la cantidad de carga en el transporte naviero. Esta fue una verdadera revolución dentro del proceso de industrialización del siglo XIX, que permitió mejorar notablemente los servicios de correos, la información comercial y los flujos de información periodística, así como también el intercambio de bienes a nivel global, los viajes, las migraciones, y cada vez a precios más bajos. Chile participó directamente de este triple fenómeno, en los puertos de Valparaíso y Caldera, por poner dos ejemplos.
-¿Cuál fue su importancia durante la Guerra del Pacífico?
-Aquí es posible afirmar que, en la medida que las tropas chilenas fueron avanzando en la ocupación de las provincias en el norte, también se fueron tendiendo redes telegráficas terrestres y submarinas que permitieron informar y coordinar centralmente los esfuerzos bélicos con una comunicación a distancia de manera muy rápida y eficaz. Ferrocarril, navegación a vapor y telégrafo fueron utilizados como parte muy importante de las nuevas tecnologías disponibles en esa época, especialmente por Chile y Perú.
-¿El Estado o los particulares fueron quienes operaron el telégrafo?
-Hubo financiamiento tanto privado como estatal, pero en el largo plazo, en la cobertura telegráfica a nivel nacional, tendió a predominar la participación del Estado, pues se requerían montos importantes para construir, mantener y operar las redes telegráficas, que no siempre resultaban rentables. En el ámbito de las redes telegráficas submarinas, que posibilitaban las conexiones internacionales, hubo un fuerte predominio de empresas privadas extranjeras.
Primera Conexión Internacional
Solo veinte años más tarde se conectó telegráficamente Buenos Aires con Valparaíso. Lo hizo una empresa de origen escocés, Clark & Clark Company.
El 26 de julio de 1872 se inauguraba el enlace con Chile Domingo Faustino Sarmiento, presidente de Argentina, quien envió un mensaje al mandatario chileno Federico Errázuriz, que decía: "Para mantener vivo el recuerdo de nuestro origen, glorias e independencia común, para que Magallanes no esté apartado, ni los Andes sean barrera demasiado alta y el Atlántico y el Pacífico estén separados por el continente".
Respondió el Presidente Errázuriz: "Por medio del telégrafo que hoy se inaugura, poniendo en más íntimo contacto a ambas Repúblicas, reciba V. E. mis ardientes votos porque los vínculos paternales que ligan a los dos pueblos se consoliden y estrechen más y más cada día, y porque sus destinos marchen siempre, por el camino del progreso y la felicidad".
En las últimas décadas del siglo XX, gracias a los avances de la telefonía, se popularizó el fax, que permitió el envío de facsímiles de documentos e imágenes a través de líneas telefónicas, y la mayoría de los usuarios empezaron a usar el nuevo sistema, quedando el telégrafo relegado a simples mensajes donde no existía fax o para usos legales como evidencia ante los tribunales.
Internet dio el golpe de gracia al telégrafo, al permitir primero la transmisión a través de líneas telefónicas y luego a través de fibra óptica, de toda clase de mensajes y gráficos, incluso en colores, con una rapidez y fidelidad sorprendentes.
"Se instaló un cable en la calle de La Planchada, que conectó la residencia donde se hospedaba el mandatario con el hotel de La Unión".