Café Journal: un clásico de la bohemia Viña cumple 25 años
Lo que partió como un emprendimiento familiar orientado a la juventud hoy se mantiene vigente como un ícono del entretenimiento en la región. Su fundadora Christel Arredondo cuenta su historia.
Constanza Galarza - La Estrella de Valparaíso
Se cumplen 25 años desde que Christel Arredondo, polaca, junto a su marido chileno inauguraron el Café Journal, con el fin de crear un espacio para la juventud viñamarina.
El proyecto, que nació como un emprendimiento familiar, se convirtió en un ícono de la bohemia en la región. Y a pesar de los altibajos que han afectado a la industria del entretenimiento en los últimos años, el Journal sigue vigente en la tradicional esquina de Agua Santa y Álvarez, en Viña del Mar.
"Estamos luchando contra la corriente", dice Christel Arredondo.
-¿Cómo nació la idea de crear el Café Journal?
-Bueno, primero con mi marido vinimos con un concepto a Chile, a descansar, teníamos un restorán en Alemania con éxito y dijimos "vamos a volver a Chile a descansar".
-¿Y él era de aquí de Viña?
-No, de Rancagua, pero quisimos venir a Viña por el Colegio Alemán, por los niños que no sabían español, era un buen comienzo para integrarse y duramos como 10 años sin hacer muchas cosas -ríe-, fue una muy buena decisión. En Chile todo se puso caro y tuvimos que tomar una decisión y nos decidimos por algo que ya sabíamos hacer.
-¿Y así nació el Journal?
-Mi marido vio esa esquina abandonada en viña e hizo la reestructuración adentro, nos costó hartó tiempo y abrimos con plantas, con manteles, cortinas bien bonitas y la gente se asustó.
-¿Por qué se asustaron?
-No estaban acostumbrados a un lugar bonito para la juventud, porque antes no había cosas enfocadas a los jóvenes, así que nos dijimos cómo hacemos para que no tengan miedo.
-¿Y qué hicieron?
-Mi hijo empezó con la música electrónica, así que empezamos con eso un día y eso le gustó mucho a los jóvenes y así empezó un poco la onda.
-¿Y qué inspiración tomaron de Alemania?
-Bueno, quería traer la fusión de copete y comida.
-¿Cómo era el panorama de la juventud cuando abrieron?
-No había nada, fui a meterme a los boliches, vi a gente tomando una chela y me dio vergüenza y entonces quería hacer algo que no existía y Viña lo necesitaba, lo necesitaban los jóvenes de la época. Y han pasado tres generaciones, se casaron, se titularon, tuvieron hijos, y ahora vuelven como papás con sus hijos.
-¿Y se ha mantenido como un espacio para jóvenes?
-No, ha cambiado mucho, con todo esto del estallido social no es lo mismo.
Obstáculos
-¿Cómo cambió?
-No es lo mismo, la gente no sale de noche, no hay onda, hay miedo, no hay locomoción, pero estamos luchando contra la corriente, como se dice.
-¿Y cómo les afectó el tema de la pandemia?
-Hemos tratado de sobrevivir con delivery, era un delivery como un salvavidas. Pero fue difícil, el mismo personal estaba cansado, no estaban tan contentos porque no tenían el mismo ingreso que antes, estaban todos trabajando bajo presión.
-Y ahora que se relajaron las medidas sanitarias, ¿cómo está la situación?
-Ha vuelto la gente pero no como antes, así que estamos iniciando una nueva época con invitados de distintos tipos de música, desde hip hop hasta bolero, bien variado, con una buena comida, un buen chef para que la gente diga "vamos al lugar".
-¿Es muy distinto llevar un local acá que en Alemania?
-La gente de allá trabaja con orgullo, aquí a veces está mal mirado y allá es una buena profesión, una tontería.
Legado familiar
-¿Cómo es trabajar a la par con su hijo?
-Martín es el factor importante, él mueve a toda la gente, yo estoy más bien desde atrás cómo invisible, él mueve a la gente tiene todos los contactos, es nocturno, yo soy de día él es nocturno.
-¿Cómo nació la idea de crear un segundo local en Valparaíso?
-Eso fue mi esposo, ya teníamos un lugar en Viña al lado del café, un restorán peruano, uno de los primeros en Viña; era un éxito total en esa época, teníamos chefs peruanos y todo eso, y se quedó chico así que buscamos algo más amplio.
-Supe que su marido falleció, ¿cómo ha sido sacar adelante los locales sin él?
-Falleció hace seis años y bueno, él ha sido el creador de todo, el ojo del arte, él hizo de un paño usado una maravilla.
-¿Cómo ha sido llevar el legado que dejó?
-Hemos tratado de mantenerlo, que es muy difícil, mantenerlo más que nada, no hay épocas de mucha inversión, es difícil.
-¿Qué se siente ser un ícono de Viña del Mar?
-Me siento querida, me siento aceptada y aunque camino en la calle y muchos me conocen, me siento agradecida, una trata a veces de meterle mucha energía a un proyecto que tiene muchos obstáculos.