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Barbarita Lara, la inventora sin límites que invita a autohackearse

La viñamarina es la primera ganadora del Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga Chile 2022, galardón entregado por la Universidad Andrés Bello, en conjunto con la Universidad de Deusto (España).
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Francisca López - La Estrella de Valparaíso

Recientemente, Barbarita Lara Martínez, fue la primera ganadora en Chile del prestigioso reconocimiento internacional, Ada Byron, el cual llegó al país gracias a la Universidad Andrés Bello.

A inicios de enero, los portales de noticias no dejaban de hablar de ella. Lara había ganado un prestigioso galardón, otro más de una larga lista de reconocimientos. Su discurso lo dio algo agotada, su hijo pequeño, la noche anterior había estado con mucha fiebre.

Barbarita es alta, tiene el pelo liso y una voz grave. Tiene una agenda ocupada, llena de compromisos, de entrevistas, clases, charlas y viajes. No para nunca. Quizás nunca ha parado.

"Mi hijo mayor, de 16 años cree que estoy loca", dice riéndose mientras toma un café y unas galletas en la Universidad Andrés Bello. Está contenta, con ganas de hacer muchas actividades en esa institución.

Lara es ingeniera ejecución en Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María, tiene 36 años, dos hijos, uno recién nacido y otro adolescente. Está casada desde los 23. Ha vivido casi toda su vida en Viña del Mar.

Su vida en el sur

Su inquietud por el mundo informático partió en el extremo sur de nuestro país, en Puerto Williams, a donde llegó a vivir en los años 90. Por entonces no había grandes casas, ni mucho menos conexiones a internet. Curiosa e inquieta, Barbarita trepaba árboles, desarmaba y armaba cosas. Sabía utilizar herramientas gracias a su padre, un exmarino.

"Era yo en contra de la naturaleza. Mi mente quería conocer el mundo, pero no había nada. Solamente animales, árboles y mucha naturaleza", dice. En ese tiempo, en la isla, había un grupo de scout, pero a las niñas les hacían aprender labores domésticas y a los niños los llevaban al cerro. Fue entonces que a Barbarita, se le ocurrió formar su propio grupo scout "La brigada ecológica" que le permitió aprender, en conjunto con otros niños y niñas sobre animales.

"Mi padre era el guía y él nos acompañaba a recorrer la isla". Fue tal el impacto de su pequeña organización que en la provincia de Magallanes fueron premiados.

Paralelamente, ella acompañaba a su padre a su oficina. Él trabajaba como criptólogo, mandaba mensajes encriptados a otros países. Barbarita veía los computadores con emoción, eran grandes, ocupaban una pieza. En el año 1995 su familia, decide regalarle el primer pc multimedia que había salido al mercado en Chile.

Lo primero que hizo, fue desarmarlo por completo. "Mis padres me retaron un montón cuando vieron que en el escritorio había tornillos", cuenta que su forma de aprender era desarmando cosas. "Al tercer día cuando puse la última pieza, sentí que podía hacer cualquier cosa".

A raíz de ese suceso, Barbarita, empezó a aprender muchísimo de cómo funcionaba el sistema operativo, memorias, formateaba el computador a cada rato. A los cuatro años después, se vinieron a Viña del Mar. En esa ciudad había todo, pc modernos e internet. "A los 12 años empecé a hackear el sistema".

La gran ciudad

Un día le pidió un computador a su padre y éste le dijo que no, porque lo iba a desarmar. Fue en ese instante, cuando a la preadolescente se le ocurrió arreglar pc. "Iba casa por casa ofreciendo el servicio gratis.En el segundo año, ya fueron canjes, Usted me da once, yo le arreglo el computador. El tercer año cobraba mil o dos mil pesos y a los 15 tenía un imperio".

A pesar de que sabía mucho de redes, en uno de sus colegios, cuando ella les dijo que quería estudiar física, le dijeron que las mujeres no estudiaban ciencias ni ingenería. Barbarita, se enojó, no podía entender cómo en un colegio no enseñaran física. Fue así, que luego de luchar un montón, logró que en tercer y cuarto medio le pasaran el curso.

A los 16, un año antes de entrar a la universidad, se cayó y golpeó la cabeza, lo que en consecuencia le llevó a perder la memoria. En ese tiempo, ella quería estudiar medicina, sin embargo, de lo único que se acordaba era de la clave de Windows. En ese tiempo justo a su madre le tocó vivir un cáncer agresivo "A pesar de que siempre fui de los primeros lugares, yo no estaba ni ahí, por tanto, no me fue muy bien en la PSU"

Me empecé a cuestionar mucho "qué aprendí en 12 años del colegio… Yo quería ser inventora. Hubo un desencuentro entre lo que yo quería y lo que la universidad me daba. Estudiaba una carrera en la Universidad de Valparaíso, conocí a mi marido, quedé embarazada y congelé"

A los años siguientes volvió a otra universidad. "Hice un preuniversitario a los 23, con guagua. El primer año, en la u, me sacaba la mugre. Tenía una carga muy grande de ser una súpermujer, pero después me iba a pésimo. Todo esto conllevó que me mandaran a un programa de fortalecimiento académico, ahí me dijeron: 'usted es una escoria, debería irse'.

Bárbara se cambió a informática, ahí no sólo la apoyaron con sus inventos e ideas, sino que le dieron el ánimo que necesitaba. "Me dijeron dale tú puedes. Acá estamos". En el transcurso de la carrera, ganó un premio regional a mejor tesis, emprendió proyectos y finalmente pudo reencontrarse con la niña de 8 años que quería comerse el mundo, con la preadolescente d e 12 que deseaba hackear el mundo y con la joven de 15 que estaba empoderada.

"Siempre fui ingeniera, pero en algún momento, le empecé a cumplir a la sociedad en vez de cumplirme a mí misma, por eso uno de mis lemas es hackéate a ti mismo. A muchos nos cerraron la puerta mil veces, a muchos el sistema nos rechazó, no nos entendieron, sin embargo, a pesar de eso, logré diferentes premios" dice Lara. Su siguiente desafío será enseñar a estudiantes de la Universidad Andres Bello a vincular sus proyectos académicos a la sociedad.