Un vistazo al legado de Federico Santa María
El empresario y filántropo donó su fortuna a fines educativos, "poniendo al alcance del desvalido meritorio llegar al más alto grado del saber humano". Hoy su rector Juan Yuz Eissmann, que hoy cumple seis meses en el cargo, nos habla de las prioridades y desafíos de esta casa de estudios porteña.
por Juan Guillermo Prado | ilustración de Néstor Flores Fica
Cuántas veces hemos pasado frente al inmenso edificio de estilo neogótico de la Universidad Técnica Federico Santa María, situado en la avenida España, entre Valparaíso y Viña del Mar, y no sabemos acerca de su insólita historia, que se inicia con la donación del empresario Federico Santa María Carrera, quien residía y murió en París en 1925.
En su testamento dispuso: "Contribuyo, primeramente con mi óbolo de la infancia, enseguida a la Escuela Primaria, de ella a la Escuela de Artes y Oficios y, por último, al Colegio de Ingenieros, poniendo al alcance del desvalido meritorio llegar al más alto grado del saber humano (…) es el deber de las clases pudientes contribuir con el desarrollo intelectual del proletariado".
Sus albaceas crearon la Fundación Federico Santa María el 27 de abril de 1926 para cumplir con las cláusulas del testamento. Así nació la Universidad Técnica Federico Santa María, siendo oficialmente inaugurada la Escuela de Artes y Oficios y el Colegio de Ingenieros José Miguel Carrera el 20 de diciembre de 1931.
Hoy la universidad cuenta con cinco campus y sedes en diversas ciudades en el territorio nacional, con más de veinte mil alumnos de pregrado y casi mil de postgrado.
Han pasado más de 90 años y ahora es una de las casas de estudios más prestigiosas del país. Su joven rector, Juan Yuz Eissmann, tiene un extenso currículo. Es ingeniero civil electrónico y magíster en Ciencias de la Ingeniería Electrónica en esa universidad y además es doctor en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Newcastle, Australia. En su oficina, desde donde se observa una magnífica vista de la bahía de Valparaíso, Yuz señala: "Cuando asumimos la rectoría, en octubre del año pasado, dijimos que pasábamos de la poesía de la campaña a la prosa de gobernar, es decir, hacernos cargo de la administración de nuestra querida institución, atendiendo las urgencias cotidianas, pero por sobre todo cuidando no perder la estrategia y planificación de mediano y largo plazo. Eso es lo que hemos estado haciendo desde el primer día, instalándonos y afiatándonos con los nuevos equipos, considerando como prioridades fundamentales las competencias técnicas y la paridad de género. Con nuestras directivas y directivos esperamos avanzar en generar cambios positivos para toda la comunidad. Este 1 de abril cumplimos ya seis meses desde el inicio de nuestro periodo de rectoría y nuestra evaluación es, en general, positiva, reconociendo que siempre habrá posibilidades de mejora.
-Ingresó como estudiante, fue profesor y ahora rector ¿qué balance hace del desarrollo de la universidad?
-La universidad ha tenido un gran desarrollo en las últimas tres décadas y muchas cosas han cambiado desde mis tiempos como estudiante. Por supuesto se ha crecido en número de alumnos, superando ya los veinte mil, sumando además nuevas áreas como la aeronáutica, arquitectura y el diseño de productos. Hoy además contamos con dos campus en Santiago que cuentan con una oferta académica consolidada y que aún puede crecer más. Sin embargo, lo más valioso e interesante para mí, que también me ha tocado ser investigador, académico y ahora rector, es ver que hoy tenemos una universidad mucho más diversa. Nuestro cuerpo de profesores se ha nutrido de colegas de otras instituciones y de otros países y, más importante aún, lentamente se han ido reduciendo las brechas de género, llegando hoy a tener alrededor de un 18% de profesoras y 26% de estudiantes mujeres. Sin duda tenemos que seguir trabajando activamente en este desafío, que toda la comunidad asume como propio, sobre todo en las áreas relacionadas a la ciencia y la tecnología.
-¿Qué políticas educativas de la universidad considera relevantes?
-Desde hace años estamos potenciando la innovación, el emprendimiento y la vinculación con la industria, desde nuestros centros de investigación y nuestros programas de formación avanzada. Nuestra universidad, además, desde su origen ha brindado oportunidades de formación continua a sus estudiantes. Nosotros queremos fortalecer esa histórica articulación institucional entre los diferentes niveles formativos, de manera que, por ejemplo, las y los estudiantes de carreras técnicas tengan más opciones para seguir estudios de ingeniería de base tecnológica (4 años) o de ingeniería civil, y a su vez, que estudiantes de ingeniería puedan completar niveles de formación intermedios más tempranamente, si así lo desean.
-¿Cuáles son los planes trazados para los próximos años de su mandato?
-Nuestro objetivo como nueva rectoría es sentar las bases para el segundo siglo de vida de nuestra institución. Nos interesa sobre todo fortalecer procesos de planificación de mediano y largo plazo que garanticen un desarrollo y crecimiento armónico. Del mismo modo, nos hemos embarcado decididamente en un proceso de transformación digital, que nos ayude a una gestión ágil y eficiente de la institución, pero también que considere las necesidades y expectativas de la comunidad. La transformación digital implicaría un gran avance en materia de gestión administrativa, pero también requiere de una revisión de nuestra actividad académica, de forma que podamos adelantarnos a los tiempos respecto a competencias o perfiles profesionales del futuro o de los que ya hoy la sociedad y la industria requieren.
-¿Qué es la cuarta revolución en la universidad?
-La cuarta revolución o la Industria 4.0 abarca los procesos de integración de tecnologías digitales avanzadas en los distintos sectores productivos. Es, por ejemplo, la incorporación de inteligencia artificial, robótica, realidad aumentada e impresión 3D en la creación de bienes y servicios. En ese sentido, nosotros tenemos la tarea de preparar a los profesionales que guiarán la cuarta y la quinta revolución industrial, además de la misión urgente e ineludible de dar respuesta a los grandes desafíos de la humanidad: cambio climático, crisis hídrica,
automatización y arquitectura sostenible, entre otros.