Nicole Valverde S.
Mientras conversamos con un grupo de vecinos y vecinas que habitan en el sector Los Ventisqueros de Playa Ancha, un fuerte hedor que huele a todo tipo de desechos humanos interrumpe abruptamente nuestro diálogo.
La estela proviene de la planta de aguas servidas perteneciente a la empresa Esval, que se ubica justo frente a las viviendas de la población.
Eso es lo que debe soportar a diario la comunidad, desde hace 20 años, pero aseguran que en el último ha empeorado perjudicando enormemente su calidad de vida, por lo que exigen actos reparatorios, y el retiro de la planta.
Así lo expone, Sandra Hernaez, presidenta del Centro Cultural La Ventisqueriana. "Estamos aburridos de que esta planta de tratamiento de aguas servidas esté en nuestro lugar, que además fue declarado santuario de la naturaleza. Porque la población se instaló aquí hace 30 años, y la planta está hace 20 años. Además, durante todos estos años la ayuda de ellos hacia la comunidad ha sido nula", critica Hernaez.
"Cuando los camiones hacen las descargas, no se puede respirar porque dan ganas de vomitar", asegura la vecina Ashley Reyes.
Contaminación
Pero el problema de la comunidad no es sólo con los malos olores, sino un conjunto de cosas que giran en torno a la planta, como el constante tránsito de camiones por la única vía de acceso a la población, que según los vecinos chorrean líquidos percolados mal olientes. También la proliferación de moscas y zancudos contaminados, cuyas picaduras se infectan. Y la contaminación del mar por los desechos que arroja la planta, por lo que una vecina puso una denuncia en la Superintendencia de Servicios Sanitarios.
"Nosotros emplazamos a las autoridades competentes a que nos den soluciones concretas y que la planta sea retirada, porque a nosotros nos quitaron toda posibilidad de desarrollo en nuestra población, y no estamos dispuestos a seguir siendo zona de sacrificio", destaca Hernaez.
Esval
Ante la consulta de La Estrella, por la problemática de los vecinos, el subgerente zonal de la empresa Esval, Hernán Berríos, respondió que: "Nuestra planta de tratamiento de Loma Larga, cumple una labor fundamental en la recolección, tratamiento y disposición de las aguas servidas de una amplia zona del Gran Valparaíso (prácticamente el 60% del territorio), procesando un caudal diario que va desde los 2.000 litros por segundo en invierno, hasta más de 4.000 litros por segundo, durante la temporada estival".
"La operación de nuestra planta se realiza con absoluta normalidad, cumpliendo con los parámetros exigidos por la estricta normativa chilena, lo que es controlado periódicamente, tanto con monitoreos internos como por fiscalizaciones de la autoridad sanitaria".
"Entendemos que el funcionamiento de una planta de esta envergadura, puede generar algunos efectos colaterales puntuales. Por ello, estamos trabajando con la comunidad, en conjunto con la Municipalidad y otras instituciones, en proyectos de largo plazo para optimizar la operación del recinto y mantener una relación armónica con su entorno, conscientes de ejecutar aquellas actividades que vayan en la mejora de las condiciones en áreas aledañas a nuestro sistema".
Y concluye: "Nuestro interés es colaborar con la comunidad, por eso realizamos una limpieza voluntaria de un sector, que correspondía a un basural. Hemos normado el paso de camiones en horario nocturno y tenemos actualmente una mesa de trabajo para ir concretando nuevas acciones en el corto y mediano plazo".