Rebeldía sobre un skate
La porteña Catalina Díaz, se luce en su tabla por las calles de Barcelona, disciplina que inició en Valparaíso gracias a un castigo en su época escolar.
Sofía Navarro Martínez - La Estrella de Valparaíso
Una expulsión del colegio se convirtió en la excusa perfecta para triunfar en el skate. Aunque suene extraño y un poco fuera de lo común, es la manera de resumir la historia de Catalina Díaz, porteña de 20 años que hoy se luce en el skate en cada calle que cruza. Pero la tabla llegó a su vida casi caída del cielo. A los 15 años, la joven fue expulsada del recinto educacional donde cursaba por desordenada e hiperactiva. "Ahí mi mamá me dice que no puedo quedarme en casa haciendo nada, me dijo que buscara un trabajo. Hice un currículum que tenía más que nada mis datos -porque experiencia laboral era poca- y lo repartí por Viña. Al cabo de unos días me contactó 'Shok', el dueño de Skateshok y Sanma Boarshop, para ofrecerme trabajo en la tienda", cuenta Cata. Esos fueron sus primeros acercamientos con el mundo sobre ruedas.
"Al poco tiempo, Ítalo -uno de los que iba siempre por San Martín y a veces se pasaba por la tienda- me motivó a intentar andar en skate. Cuando lo pensé no me hacía mucho sentido, pero un día me dejó una tabla que él había hecho de cosas usadas, al salir del trabajo, la probé. Recuerdo que al subirme sentí algo nuevo, una sensación divertida y empecé a dar vueltas cada día desde San Martín a Salinas, andando, sin hacer trucos. Luego el mismo Ítalo y más amigos me empezaron a enseñar a hacer algunas piruetas y así comencé", complementa a su relato.
El gran salto
Dos años sobre la tabla bastaron para que Catalina quisiera dar el gran salto. Cuando ya estaba en edad para entrar a la universidad, la porteña decidió cambiar estos planes y España apareció en su destino. "Quería dedicarme al skate, al menos intentarlo. Ahí lo hable con mis papás y decidimos que fuese a probar a Barcelona que es una meca del skate mundial, por tan solo tres meses a ver que pasaba", dice la skater, agregando que la madre patria la sedujo, "me enamoré de la ciudad, de los lugares para patinar y las oportunidades que ofrecía quedarme. Decidí quedarme a vivir", recuerda sobre su llegada a las tierras que la acogen hasta hoy, en pleno corazón de Cataluña.
Desde ahí, la joven de 20 años hizo de las calles catalanas su pista, eso sumado a la cumbia sonando en sus audífonos la motivan a practicar con su tabla en barandas y otras estructuras, aunque hay otras personas que la conocen a través de su instagram (@catadiazsk8) donde suma más de 350 mil seguidores. Hoy, además, recibe el apoyo de sus sponsors, entre los que figura Nike SB, Amigos Skateshop, Toy Machine, Yoyo Bearings y Farol Skateboarding. "Las barreras que he enfrentado han sido la superación propia y el enfrentamiento constante de mis miedos en muchos sentidos, sin embargo siempre he contado con el apoyo incondicional de mi familia y de "Sebas" mi pareja", dice la deportista, aclarando que las barreras se han eliminado cada vez más en el mundo de las ruedas, pues aseguró que "ya no existen tantos prejuicios ligados al skate como antes, que se veía como una actividad estrictamente marginal, ahora por el contrario, creo que es una actividad muy inclusiva y que poco a poco nos ha abierto camino a las mujeres, no solo para participar sino también para ser parte de la industria como profesionales o sencillamente, sin ser un punto en la mira constante solo por ser mujeres".
Al futuro
Día a día Catalina avanza sobre la tabla. A futuro, dice que quiere seguir aprendiendo del ensayo y error.
"Mis metas son terminar el proyecto en que estoy ahora, grabar mucho, viajar y participar de la mayor parte de planes que pueda, superarme como skater, dar lo mejor de mi y seguir aprendiendo de la gente que me rodea. Quiero continuar mi camino en este deporte, mostrar que no todo es el mundo de las olimpiadas y competir, pero sobretodo divertirme", cerró la gran promesa porteña.
Skateboarding olímpico
En los próximos Juegos Olimpícos de Tokio 2020, el skate, por primera vez en su historia, será una de las disciplinas que convocará la cita deportiva.
Sobre ello, la experimentada skater aseguró que "aparte de ser un deporte es un arte y un estilo de vida para mí. Pienso que no se puede puntuar de forma objetiva un "deporte" que posee tantos estilos y formas, hay casos en que al menos, en mi opinión, no se da el mejor truco en la escalera más grande o en la baranda pero el estilo con el que se hace es más importante. Sin embargo, creo que estar en los JJ.OO. tiene un impacto positivo, ya que la gente lo conoce más, se interesara y dejará de verlo como algo marginal", concluyó la joven deportista.