La dura batalla de los guerreros que se recuperan del COVID-19
Dos pacientes de coronavirus que salieron de la UCI relatan cómo les ha cambiado su percepción de la vida. Psicólogo habla de estrés postraumático.
La alarma se encendió cuando una colega suya salió positiva al COVID-19. Entonces le pidieron que hiciera una cuarentena preventiva en su casa, en Placilla. Guillermo Ramírez, paramédico de 57 años en el Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso, cuenta que hasta entonces no sospechaba que le iba a tocar, pero rápidamente empezó a experimentar síntomas.
"A los días me empecé a sentir muy mareado, tenía pérdida de apetito, perdí el gusto, me dolía la cadera y llamé a mi jefe. Me mandaron una ambulancia, me vinieron a buscar y me tomaron el examen PCR", relata el porteño.
A los dos días supo el resultado: positivo. "Me estaba consumiendo y me entubaron. Llegué el 5 de mayo y el 18 me sacaron el tubo. Estuve hartos días y honestamente no sé qué pasó realmente. Mi señora me dice que le dijeron que ya no había nada más qué hacer, que se preparara, pero ella dijo que no, que yo iba a luchar hasta el último", manifiesta, sollozando.
El paramédico explica que cuando despertó, estaba muy sensible. "Volví a la vida, volví a nacer, es una experiencia terrible que nunca olvidaré. Gracias a Dios salí de esto y me acompañaron los médicos, enfermeras, el director del hospital, mucha gente y estoy muy agradecido con todos, pero quedé como traumatizado, algo depresivo", expresa.
Actualmente, junto a su esposa, descansa en la casa, pero siguiendo un tratamiento. "Ya en unas semanas más harán de nuevo el PCR para descartar el coronavirus. Lo que más pido es conciencia a la gente, que se cuide", dice.
Joven entusiasta
Francisco Basán, el joven de 29 años que dio la pelea contra el coronavirus en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, también pide que las personas se protejan, porque pese a ser joven y de buenos hábitos, la pasó muy mal.
"A pesar de ser aparentemente sano, este bicho me pilló volando bajo. Perdí mucha masa muscular (13 kilos) y de regreso a casa tuve que volver a aprender a caminar, a tragar agua, hablar y todo eso. Eso por la parte física, porque en lo sicológico he pasado por crisis de pánico y todo lo que conlleva eso", manifiesta.
El estudiante de Ingeniería Comercial en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), afirma que antes de ser positivo al COVID-19, nunca había vivido este tipo de trastornos y que no lo había considerado en su recuperación. "Hace poco me dieron el alta en psiquiatría y un equipo médico de Quintero está llevando cada día la minuta de mis síntomas físicos y sicológicos. Gracias a ello, mi avance ha sido muy bueno", comenta.
En lo académico, el joven también ha tenido que hacer grandes esfuerzos. "Agradezco a la universidad porque han sido muy comprensivos. Me bajaron la carga académica y todavía no doy ninguna prueba, porque parte de la recuperación es estudiantil por así decirlo. Tengo que recuperar el tiempo en el hospital y tratar de alcanzar el ritmo", dice.
Francisco Basán, quien pudo haberse contagiado en el transcurso de un viaje al sur, en marzo pasado, sostiene que "si no hubiera sido por mi mente, la recuperación habría sido más lenta. Varios me dicen eso".
Estrés postraumático en pacientes
Alfredo Sherrington, jefe de Psicología vespertino en la Universidad Santo Tomás (UST) de Viña del Mar, dice que estudios demuestran que las personas afectadas por COVID-19, requieren de apoyo psicológico. "Esta persona que tiene el COVID-19, además del proceso adaptativo, tiene que recibir un tratamiento del trastorno de estrés postraumático. Este tema se caracteriza por recuerdos recurrentes, ideas que vienen a la mente y que no se pueden sacar o problemas de sueño", explica. La solución, según detalla, es "empezar a hablarlo y trabajarlo, para que el evento que no fue agradable, ya no genere trauma".