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Profesora "radial" de la Araucanía: "La brecha va a ser gigante"

En Lonquimay se corta la luz cuando nieva. Pensar en planes de datos o plataformas como Zoom o Meet es simplemente inviable. En este escenario, una docente ha elegido la radio como medio para seguir acompañando a sus alumnos,
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Teresa Venegas tiene 30 años. Nació en Chillán, estudió pedagogía en Historia y en Ciencias Sociales en la Universidad de la Frontera en Temuco y luego un magíster en la Universidad de Valparaíso. Desde hace un par de años trabaja en las escuelas rurales de Icalma, Cruzaco y Marimenuco, sectores apartados de Lonquimay, en plena Región de la Araucanía.

Sí, Lonquimay, la misma comuna que debió entrar en cuarentena el mes pasado -y hasta principios de éste- por el explosivo aumento de casos de coronavirus. Pero no es solo la pandemia la que ha puesto a la localidad en la primera plana noticiosa. Venegas también ha hecho lo propio.

La joven docente ha sido requerida y citada en distintos medios de comunicación por ser pionera en llevar sus clases a la radio. Una necesidad apremiante cuando no se cuenta con computador, ni teléfono, ni plan de datos o posibilidad alguna de conectarse, allí donde hablar de Zoom, Meet u otra plataforma similar sencillamente no aplica, "porque no están dadas las condiciones".

Seguir estando

En busca de acompañar a sus 80 estudiantes y lograr "que siempre se estén nutriendo", nació esta iniciativa donde habla de temáticas tan diversas como los inicios de la radio o la geografía de la zona.

Porque la profesora es clara: su programa no puede ni pretende reemplazar las clases presenciales: "Eso no es viable, en ningún caso voy a hacer una sesión normal, ni voy a enseñar a dividir por radio", afirma enfática. ¿Su principal preocupación? "Que los niños y niñas no abandonen el proceso de aprendizaje y de comunicación, porque uno de los temas más preocupantes que hemos diagnosticado es la pérdida de los vínculos".

-¿Cómo así?

-Se rompen los vínculos comunitarios, sociales, colectivos. En esto del miedo al otro, al vecino, al compañero, este se convierte en un potencial enemigo por el virus, y me alejo más. A través de la radio recompongo este vínculo y reinvento de algún modo la forma de hacer escuela también. Los estudiantes escuchan y me mandan mensajes por wasap donde me dicen "tía, hable de esto, repita lo último que dijo, póngase un tema más movido". Finalmente, la profe sale del aula y por los parlantes llega a los niños, a las niñas y a sus familias.

Cada martes, puntualmente a las 15.00 horas, Venegas inicia sus transmisiones por la emisora Antumalal, en el dial 106.1 FM. Así, solo con un receptor radial -que en varios casos funciona a pila para sortear los no poco frecuentes cortes en el suministro eléctrico-, los alumnos se conectan con lo que su profesora les va enseñando a través de esta singular modalidad de clases a distancia.

El programa se llama "Nütram", que en mapudungún significa encuentro. Nada mejor para identificar la esencia del proyecto. Y ese encuentro es crucial para Venegas, porque a la falta de conexión a internet, se superponen problemáticas mucho más sensibles.

"Es la vulnerabilidad que en general afecta a la mayoría de las escuelas públicas", sostiene. Porque la principal carencia no es solo tecnológica: "No todos los niños cuentan con el apoyo en sus casas, o con una mesa para hacer la tarea, o incluso una cama propia para poder dormir y descansar. Y son cosas que pareciera que en el siglo XXI están superadas, pero la realidad dista bastante", denuncia.

Cancha más dispareja

-El no poder ir a clases también profundiza estas desigualdades…

-No todas las casas tienen luz eléctrica, ni tienen las condiciones idóneas para el aprendizaje. Muchas veces la escuela no solo es el lugar donde vamos a aprender y socializar. También es un lugar de refugio. Hoy han aumentado los casos de violencia intrafamiliar. Y eso también se traspasa al mundo de los niños y de las niñas, donde no sabemos qué está pasando, aunque tenemos sospechas. La mayoría de papás trabajan como temporeros en el norte van y vienen constantemente, lo que también tiene un efecto emocional en los niños. A eso ahora se suma la incertidumbre de la cesantía, de lo que pueda venir. Por lo mismo la radio es importante más que nada para que no se pierda el vínculo, para que ellos sepan que la tía Tere está ahí.

El diagnóstico de Venegas no es auspicioso: "Ahora la brecha va a ser gigante, sobre todo si se pretende continuar con este año como si fuese normal. Nosotros podemos apoyar el proceso, pero en tres meses, no logras pasar el currículum".

Es en ese punto, dice la docente, donde las consabidas desigualdades se acentúan: "Los colegios particulares cuentan con otros recursos, vínculos, plataformas; hay otro apoyo en casa, otra alimentación, son otras condiciones. Entonces claramente esto no va a pasar igual para todos, y no solo en el nivel educacional, sino que todas las áreas".

Pero no todo está perdido. La maestra rescata precisamente la sensibilidad y el conocimiento de su gremio. Son ellos los que están en la primera línea de los procesos educativos de sus estudiantes: "Nosotros sí podemos adelantarnos. Ahí está la responsabilidad docente de usar el propio juicio y decir bueno, yo que estoy el terreno y estoy viendo otra cosa, ¿de qué modo también equili,bro, cómo puedo colaborar?".

-¿Cómo ha sido el apoyo del ministerio?

-No ha habido ningún tipo de apoyo. En un primer momento dijeron que iban a enviar materiales para la escuela rurales, luego dijeron que venía la segunda entrega de material… a nosotros nos llegó recién la primera y la verdad no es lo más óptimo en cuanto a contenido o calidad. Además, no hemos tenido ningún de orientación o soporte, estamos viviendo un agobio increíble. Todo corre por nuestra cuenta, plan telefónico, la cobertura internet. Todo a pulso. Por ejemplo, el tema de la radio -que está fuera de la propuesta de ministerio-, no se contabiliza como si fuera un trabajo válido. Entonces creo que hay que reenfocarse, que se debe priorizar nuestro trabajo de acompañamiento".