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En 1879, visitó Nueva York el antivacunista británico William Tebb, quien fundó la Sociedad Antivacunación de América, a la que le siguieron otras como la Liga de Vacunación Anti-obligatoria de Nueva Inglaterra en 1882 y la Liga Antivacunación de Nueva York en 1885. Después de muchas batallas legales, lograron derogar la vacunación obligatoria en varios estados, como California, Illinois, Indiana y Utah, entre otros.
Gracias a la vacuna han desaparecido de la faz de la tierra la viruela y la poliomielitis, que solo existe en tres naciones, pero la desconfianza y resistencia no se ha extinguido y, por el contrario, han aumentado con las plataformas digitales.
Esta creciente comunidad de antivacunas ha provocado que hayan resurgido, por ejemplo en Europa, epidemias de sarampión, con más de 400.000 afectados; de paperas en Estados Unidos y Brasil; o de difteria en Bangladesh.
En los países en desarrollo, los esfuerzos de erradicación de la polio se han visto obstaculizados por campañas de desinformación. En los países afectados con poliomielitis endémica, Pakistán y Afganistán, se ha afirmado que los programas de vacunación han sido un pretexto para que las potencias occidentales esterilicen a la población o propaguen otros males como el sida.
En los Tribunales de Justicia
En el mes de octubre de 2016, la Corte de Apelaciones de Talca dictó una orden de no innovar tras la presentación de un recurso por parte de 15 mujeres que buscaban evitar la inmunización de sus hijas. El principal argumento sostenido en aquel recurso fue la existencia de efectos adversos en 58 niñas a lo largo de Chile tras la inoculación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes.
A mediados del mismo mes, la Corte de Apelaciones de San Miguel replicó el criterio de la Corte talquina, suspendiendo el proceso de inmunización para las niñas consideradas dentro del plan de vacunación contra el VPH desde el año 2014. En este sentido nuestro país es uno de los pocos donde ha llegado a la justicia la posición de los grupos antivacuna y ha sido acogida. En Arica y Chillán, también se acogieron recursos contra esta campaña que buscaba inmunizar a 450 mil niñas y adolescentes de cuarto y octavo básico.
Según los expertos estos fallos han sido irresponsables por el riesgo al cual someten no solo a sus hijas, sino que al resto de la población que podría estar expuesta al contagio.
Paradojalmente, aún no hay una vacuna definitiva contra el COVID-19 y ya han surgido voces contrarias a ella. Lo insólito es esta tendencia que ha sido una constante en los dos siglos de historia de las vacunas.