Volcán de sabores

Desde hace un tiempo el arte culinario de la repostería ha tenido que reinventarse en varios aspectos, pero el que más me ha llamado la atención, en este proceso pandémico, es cómo hemos podido volver a degustar de un exquisito pastel, sin sentir culpa. Es así como llegué a este sencillo, novedoso y acogedor lugar, que a simple vista y tan solo con su nombre invita a acercarse y mirar sus vitrinas.

Esta vez les hablo de Chocolat, una pastelería ubicada en Reñaca, de ambiente cálido, fresco, atendida por personas muy amables y con un servicio de delivery y redes sociales muy comprometido. Hoy esto es algo muy relevante, ya que una atención telefónica es tan trascendental como la personalizada. Estamos pasando por un momento donde el salir a tomar un café, llevármelo o pedirlo para la casa, es una decisión que ya no pasa por comodidad o por rapidez, sino que simplemente por autocuidado y el cuidado de todos.

Y así conocí Chocolat. Estaba buscando una ubicación, me estacioné, me bajé del auto y ahí estaba esta pastelería, la vi y sin pensar pedí un café y miré rápidamente la vitrina, pregunté qué era aquel pastel con una cubierta de brilloso chocolate, interrumpido por almendras esfiladas y algo de avellanas. La niña me respondió: "Es nuestro volcán de Nutella". Ok, llevo eso y un café por favor. Me lo envolvieron y me fui, me subí al auto, tomé un sorbo de café, estaba muy rico pero era tanta mi ansiedad por ese pastel que me enamoró a primera vista, que lo abrí rápidamente dejando a un lado el café, le di un mordisco o bocado y sentí una explosión de Nutella en mi boca, paladar y lengua, acompañado de una crocancia de frutos secos y una especie de galleta de base, la cual me paralizó por unos segundos. No podía devolverme a buscar más cosas, por lo que busqué su nombre por redes sociales y con un simple touch de mi celular me encontré con la diversidad de sabores que ofrece Chocolat.

Pasaron unos días y era necesario volver, pero no podía salir, así que decidí contactarme por redes sociales, en este caso por el WhatsApp que tienen anotado en su Instagram. Me respondieron de inmediato y pude escoger una variedad de pasteles que pude compartir en familia.

Escogí nuevamente un volcán de Nutella, una tarta vegana de chocolate con frutillas, un lemon pie, un suspiro tucumano -que es un brownie con manjar-, ganache de chocolate y merengue suizo, cheescake de frambuesa, que pertenece a la línea Zero, y un cheescake de maracuyá. Cada uno de estos deliciosos productos por los que me incliné tiene una particularidad especial que no se puede comparar, ni entre ellos ni con otros. Definitivamente una experiencia que hay que vivir y una calidad de productos que te invitan a volver siempre.

Los invito a conocer este lugar, una pastelería que piensa en todo, con línea tradicional, vegana y Zero.