Marco Oneto la sufrió por partida doble
El quilpueíno salió lesionado en la caída de Chile ante Brasil, resultado que sepultó las chances de ir a Tokio.
Se acabó el sueño. Tras caer 24-26 ante Brasil, Chile perdió en la tercera y última fecha del preolímpico en Montenegro, y con ello, el equipo dirigido por Mateo Garralda dijo definitivamente adiós a los Juegos Olímpicos de Tokio.
Quien la pasó especialmente mal fue el quilpueíno Marco Oneto, quien salió lesionado cuando se jugaba el primer tiempo del lance. A tal punto llegó el dolor tras la derrota que el histórico capitán, no pudo evitar las lágrimas al salir de la cancha.
"Fue una pena. Creo que nadie planea ni a nadie se le desea el terminar un último partido de esta forma. Tengo una rotura de Aquiles que, cuando llegue a Chile, vamos a ver de qué nivel es. Obviamente será una operación y confío que irá todo bien. El problema irá en mi recuperación y seguir la vida entre trabajo y familia, pero ya se hallará la forma", lamentó el al ser consultado por La Estrella.
"Tengo pena porque estaba muy centrado en este partido, llevaba muchos días pensándolo, me sentía muy bien para jugar, con muchas ganas y fue una lástima no haber podido ayudar al equipo en los minutos que quedaban con algún recambio, pero es así, y hay que hacer lo mejor posible con lo que tenemos", sumó a sus palabras el capitán de la escuadra nacional.
Más allá del traspié, el pivote le dio el sentido histórico al partido, asegurando que "es memorable en todos los sentidos, es el final de un camino muy largo. Llevo más de 20 años en la selección y antes Brasil o Argentina eran superiores, mientras que ahora estamos luchando contra estos mismos países y con posibilidades de ganar. Eso te marca una gran diferencia".
Con la derrota ante Brasil, se termina un camino que inició en 2019, año que el equipo se puso como objetivo la clasificación a Tokio. Sin duda la caída causó la frustración en el plantel chileno, y Oneto manifestó que "estamos jodidos con el resultado del partido, creo que el equipo hizo unos impresionantes 40 minutos. Obviamente la falta de cambio, la gasolina y estrés del momento nos pasó la cuenta en los fallos de lanzamiento y obviamente el portero brasileño se vino arriba. Aún así nunca les perdimos la cara y eso es lo que más valoro, mis compañeros lucharon durante todo el partido y demostraron un grandísimo nivel.
En lo personal
El máximo exponente de la historia chilena de balonmano vivió días especiales. El oriundo de la ciudad del sol aseguró que su carrera ya iba en cuenta regresiva tras dejar el profesionalismo en enero de 2018 por la enfermedad de su padre.
"En 2019 tenía la intención de terminar con Lima pero la decisión de armar este grupo preolímpico nos daba una opción real a que hubiesen dos equipos sudamericanos, un asiático y un europeo, cosa que nunca se había dado en las olimpiadas. Anteriormente siempre iban dos europeos y otros dos, obviamente decidimos intentar alargar un poco esto pero claro, mi vida ya no es con mi tiempo dedicado al balonmano. Tengo mi empresa, mi fundación, mi trabajo junto al ministerio en Promesas Chile, lo cual usa el 98% de mi tiempo, entonces es bastante complejo el poder combinar todas esas situaciones, más el balonmano que jugarlo a este ritmo demanda muchísimo. Es complicado, tampoco puedo alargar tanto y hay que dar espacios a los chicos que vienen. Mi proyección es corta", se sinceró el exjugador de Barcelona.
En la misma línea, el exazulgrana reflexionó que "el balonmano tomó toda mi vida, teniendo en cuenta que me fui a los 17 años y volví con 37, debo decir que perdí muchas cosas en Chile en cuanto a familia, relaciones, amistades, forma de vida, pero también me dio todo lo que tengo actualmente. A mi esposa, hijos, mi casa y trabajo, donde todo va orientado al deporte".
Por lo mismo, Oneto recalcó que "he tenido una vida que muy pocos hemos tenido el privilegio de tener, cuento con experiencias muy bonitas de la mano del deporte, he conocido gente de muchísimos lados. Con casi 20 o 30 años, jugué frente a miles de personas, y eso es una sensación impagable y difícil de describir. Quien no lo vive, no lo entiende".
Sofía Navarro Martínez
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