Con la finalización del plebiscito, en relación al proceso de ratificación del nuevo texto constitucional la opción Rechazo ratificó en las urnas un claro y contundente 61,86 % de las preferencias (7.882.958 votos), un resultado sorpresivo en el margen, no así en la opción ganadora.
Este proceso que de entrada se aprobó por la gran mayoría de chilenos buscaba darle al país una nueva carta de navegación, asumiendo que la constitución del 80 ya era cosa del pasado, que implicaba lágrimas, horrores y abusos asociados a la época más oscura de nuestro país.
Lamentablemente ya no basta votar con el corazón, sino demostrar in situ que existen las competencias reales, para dar respuestas a las necesidades que los ciudadanos demandan diariamente, con un sentido unitario de país, sin maximalismos y arrogancias partisanas.
Chile necesita que sus políticos y su gobernanza tengan la humildad suficiente para leer lo que el país necesita y devolver la esperanza a millones de chilenos que puede haber un mañana mejor. Gobernar es conducir, guiar, gestionar, pero también empatizar con el ciudadano, eso es lo que le dará valor a nuestra sociedad, nadie puede discutir que nuestro país necesita cambios estructurales, los cuales tienen que ser acompañados de certezas , de respaldo, para lo cual se hace necesario dialogar, no por WhatsApp, Twitter o Tik tok. Se necesita hablar, escuchar al otro, verse a la cara y convencer de que el único beneficiado es la persona en toda su integridad.
Llegó el día después de, la democracia sigue siendo el sistema donde aún podemos seguir entendiéndonos. La confianza está depositada, la ciudadanía se merece un nuevo texto que nos incluya a todos.
Marcelo Chávez Galleguillos