Alarmante aumento de denuncias por maltrato escolar
En lo que va del año la zona registra 44 de estos casos, lo que representa una preocupante realidad si se considera que durante todo el 2019, el último período que tuvo clases presenciales en su totalidad, hubo solo 53.
Mirian Mondaca - La Estrella de Valparaíso
Sin salir a la calle, confinado entre los muros de su casa (el único lugar donde hoy se siente seguro) se mantiene por estos días un temeroso niño porteño de solo 9 años (de quien omitiremos su identidad con el fin de resguardar su integridad), quien -de forma lamentable y sin siquiera sospecharlo- ha sido el último caso visible de una serie de hechos de violencia escolar sucedidos durante los últimos días en establecimientos educacionales de la región y el país. Cuatro semanas desde que los escolares dejaron las clases online después de dos años debido a la pandemia, cuatro semanas en las que golpes, riñas, gritos y amenazas entre estudiantes han sido la tónica. La aparición de casos pareciera no tener fin.
"Anda bastante retraído, les cuesta dormir en las noches, le cuesta mucho conciliar el sueño y le cuesta mucho pestañear. Siente miedo y rechazo de ir al establecimiento educacional", lamenta Manuel Riquelme, el afligido padre del niño, estudiante de cuarto año básico del Seminario San Rafael de Valparaíso, quien el viernes de la semana pasada acusa fue amarrado por dos de sus compañeros, quienes además le habrían arrancado parte de sus pestañas. Mientras la investigación interna para aclarar lo sucedido se desarrolla en el colegio, él y su esposa Ada Lillo junto al menor de edad, comienzan también el largo transitar de quien ha sido víctima de una situación de violencia y que se atreve a denunciar.
Cifras preocupantes
Durante marzo este tipo de noticias, a través de los medios de comunicación tradicionales y también mediante las redes sociales, se han vuelto prácticamente pan de cada día. Aquello no solo es una percepción, al menos a la luz de las cifras regionales proporcionadas a La Estrella por la Superintendencia de Educación, las que dan cuenta de un alto número de denuncias por maltrato a estudiantes.
En la Región de Valparaíso, específicamente, la entidad ha recibido 44 denuncias (cifra preliminar) por maltrato a estudiantes entre el 1 de enero y el 22 de marzo de 2022, de las cuales 35 tienen relación con maltrato físico y psicológico entre alumnos y 9 por maltrato de adulto a estudiante. Se trata de una cifra considerable, si se toma en cuenta que durante todo el 2019, el último año que tuvo clases presenciales en su totalidad, se registraron 53 denuncias (21 por maltrato físico y psicológico entre alumnos y 32 por maltrato de adulto a estudiante). En tanto, el 2018, 56 denuncias (29 por el primer ítem y 27 por el segundo).
Si se analizan las denuncias durante el 2020 y 2021, años en que se desarrollaron clases online, claramente las cifras descienden, pero igualmente existen. Durante el primero hubo 30 denuncias (16 por maltrato físico y psicológico entre alumnos y 14 por maltrato de adulto a estudiante). En tanto, el 2021 se registraron 5 (2 por el primer ítem y 3 por el segundo).
Materia aparte, pero de ningún modo menos importante, son las situaciones de connotación sexual, a propósito de acusaciones que han surgido también durante los últimos días en otras regiones del país, como la Metropolitana.
En el caso de la Región de Valparaíso, la Superintendencia de Educación ha recibido en lo que va del 2022 cuatro denuncias (cifra preliminar) por comportamiento de connotación sexual (1 por agresión sexual de adulto a estudiante y 3 por comportamiento de connotación sexual que no constituye agresión física, entre estudiantes).
En relación a esta materia, durante los últimos cinco años, el período que tuvo más denuncias fue el 2019. Entonces se registró un total de 14 (9 por agresión sexual de adulto a estudiante y 5 por comportamiento de connotación sexual que no constituye agresión física, entre estudiantes).
Responsabilidad penal
En sí misma, la violencia representa una manifestación extrema del ser humano, pero cuando están involucrados menores de edad es mucho más complejo de abordar. Allí es cuando surge la interrogante sobre la responsabilidad penal en estos casos, la cual es personal.
En ese sentido, el jefe regional de Atención a Víctimas y Testigos (Uravit) de la Fiscalía de Valparaíso, Gonzalo Marks, aclara que la responsabilidad penal comienza a los 14 años. Por ende, "todos aquellos hechos en que los agresores tienen menos de esa edad, no corresponde al Ministerio Público investigar en profundidad ni decretar diligencias de investigación, sí se hace una derivación a los Tribunales de Familia competentes, que son los que tienen el rol proteccional en el caso de lo niños, niñas y adolescentes menores de esa edad para que realicen una intervención".
Marks añade que, de todas maneras, "cuando estas agresiones se dan en contexto de colegio, lo que manda es la Ley General de Educación y lo que corresponde también es activar los protocolos de convivencia que cada colegio tiene que tener". Si los colegios no tienen un comité de convivencia, se está vulnerando aquella ley, por lo cual los establecimientos pueden ser objeto de multas que llegan hasta las 500 Unidades Tributarias Mensuales (UTM).
¿Cómo enfrentarlo?
Respecto a la seguidilla de hechos de violencia ocurridos en las últimas semanas, la seremi de Educación, Romina Maragaño, hace hincapié en cómo la pandemia y el confinamiento han influido en que el retorno a las aulas presenciales haya sido tan agitado. Asimismo, indica que se estará en contacto directo con los sostenedores para poder avanzar en una "convivencia escolar democrática".
"Hay que enfocarse en cómo conversamos, cómo trabajamos las habilidades psicosociales, en los espacios educativos, en el proceso de la vuelta a clases. En estos dos años han pasado una serie de circunstancias que hacen muy necesario tener espacios para que podamos conversar, encontrarnos y volver a ser comunidad educativa, en donde estén presentes los profesores, los asistentes de la educación, padres, madres y apoderados y sin duda, los protagonistas de este proceso que son los estudiantes", detalla la seremi Maragaño.
Por su parte, la presidenta del Colegio de Profesores de la Región de Valparaíso, Violeta León, también analiza lo que está sucediendo en los establecimientos educacionales. "Después de dos años de escolaridad fuera de nuestras aulas presenciales, vemos hoy el estallido emocional de niños, niñas y adolescentes, que en muchos casos no han recibido herramientas desde el hogar y que no recibieron por parte de los colegios (...) Como docentes estamos cada día en un agobio intentando abarcar estas problemáticas que llegan al espacio educativo, donde no contamos con las mejores herramientas desde nuestra educación inicial docente ni tampoco se cuenta con personal humano para trabajar de manera real y efectiva. Los establecimientos -por temas de recursos otra vez- cuentan con muy poco personal psicosocial, donde puedes tener solo un psicólogo por establecimiento y eso claramente no basta".
La psicóloga y docente de la Universidad de Playa, Lilian Pérez, quien fuera directora del Colegio Nacional de Psicólogos de Chile, también atribuye al impacto que ha tenido la pandemia en el comportamiento de los miembros de la sociedad y, con ello, también en los estudiantes.
En ese sentido, la también doctora en Neurociencias Cognitivas Aplicadas, pone la lupa en las situaciones complicadas que pueden haber sucedido en el interior de las familias debido a la pandemia, lo que se exacerbó además con el confinamiento. Así, en muchos hogares, los estudiantes pudieron haber estado sometidos a situaciones de tensión y/o violencia, durante los prácticamente dos años que estuvieron sin asistir a clases presenciales. A esto, se sumarían también los efectos emocionales que aún se acarreaban a raíz de los hechos ocurridos en el país a partir de octubre de 2019.
"Muchas familias se complicaron económicamente, donde hubo mucha tensión al interior de las familias (...) No sabemos si con ese estrés de los padres también violentaron o menoscabaron, entonces también eso ha generado en los niños aumento en conductas violentas hacia un otro, porque naturalizaron ese estilo de comunicación violenta", remarca Pérez en relación a los menores que a propósito de esas situaciones vividas en casa pudiesen -eventualmente- convertirse en agresores en contra de sus pares o docentes.
Justamente en aquellos casos en los cuales los padres o apoderados sospechen que su hijo o hija puede ser un potencial agresor, la especialista insta a aquellos adultos responsables a observar a los menores, conversar con ellos y entregarles pautas de conducta. Es importante, señala la psicóloga, "entregarle estrategias de manejo emocional: ¿Qué sentirías tú si a tí se te cae la comida? ¿Qué sentirías tú si tú te sacaras esa mala nota? ¿Cómo lo vivirías tú? ¿Qué esperarías tú que hicieran contigo? Entregarle herramientas de desarrollo emocional. Eso va a evitar de tener al final a una persona que no se conduela con el dolor ajeno, que eso es terrible".
Los hechos de violencia escolar se han tomado la atención de los padres y quienes trabajan en el área de Educación en las últimas semanas, pero los entendidos en la materia coinciden que la problemática se debe abordar como comunidad: la sociedad entera debe hacerse cargo de lo que está sucediendo, cada uno desde su vereda. Mientras aquello no suceda, niños -como el pequeño hijo de Manuel Riquelme y Ada Lillo- continuarán en la incertidumbre de no saber si tendrán una jornada sin sobresaltos en su propio colegio.
"Cuando estas agresiones se dan en contexto de colegio, lo que manda es la Ley General de Educación".
Gonzalo Marks