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[Cultura Urbana]

Tres generaciones de artistas exponen en Viña

Gerda Sommerhoff, Ximena Subercaseaux y Natalia Domínguez -madre, abuela e hija, respectivamente- exhiben sus pinturas en el espacio Mattria, ubicado en una clásica casona de Agua Santa.
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Marcela Küpfer C.

Hay familias donde la pasión y el talento por arte se transmite de generación en generación. Y algo de eso es lo que une a tres artistas que, reunidas por un estrecho vínculo familias -son abuela, madre e hija-, hoy exponen sus obras en el espacio Mattria de Viña del Mar.

Gerda Sommerhoff, Ximena Subercaseaux y Natalia Domínguez, tres generaciones de artistas dentro de una misma familia, exponen hoy sus obras en la muestra "Vida en el arte: línea materna", que podrá ser visitada hasta el próximo 7 de mayo en una clásica casona de la avenida Agua Santa de Viña del Mar.

De origen alemán, Gerda Sommerhoff fue una artista plástica autodidacta y también fotógrafa. Su hija Ximena Subercaseaux ha realizado numerosas exposiciones en Chile y México y es una destacada pintora de la generación de los años '80. Y Natalia Domínguez, la más joven del grupo, es una artista visual y escritora contemporánea, quien narró en su libro testimonial "Golpe de palomas" la vida en el exilio junto a una familia constituida por mujeres.

Las obras de estas tres artistas pueden ser visitadas en el espacio Mattria (Agua Santa 397, Viña del Mar) de martes a jueves entre 10.00 y 15.00 horas y los viernes de 10.00 a 13.00 horas.

Biografías

Carmen Avendaño, escritora, editora y gestora cultural, fue la encargada de escribir las reseñas biográficas de estas artistas unidas por la línea familiar pero también por el exilio que vivieron durante la dictadura.

"Vida y creación se entretejen en la obra de tres generaciones de artistas, por la línea materna, atravesadas por el exilio", señala la presentación de la muestra

En sus textos, Avendaño señala: "Gerda Aline Clara Sommerhoff Ruer nació en una mansión de Wiesbaden el año 1915, hija de un banquero alemán afectado por la crisis de los años '30, y terminó sus días en el conjunto habitacional Los Maitenes de Vespucio, en 1996. En la televisión las noticias sin volumen (para no escuchar tantas tonteras, según decía) y tras la barda de ladrillos, la cordillera. En el clóset, junto a tres chalecos bien doblados, una botella de whiskey etiqueta roja que le traía su hermano Walter y un libro del pintor Jean Baptiste Simeon Chardin. De los reflejos de Chile en sus ojos azul profundo quedan dos evidencias: las fotos de sociedad en casas residenciales y sus óleos, de una magistral sencillez, revelando aquello que más le gustaba: observar".

Sobre Ximena Subercaseaux, escribe que "inscribe su pintura en un neorrealismo simbolista, que alejándose de la superficie plana rescata el valor matérico de las técnicas antiguas (...) Varios de sus proyectos se desarrollan alrededor de la obra de un gran poeta: 'La Habana' (José Lezama Lima); 'Fulgores' (Federico García Lorca); 'La palabra dormida' (René Char); 'Libación' (Stéphane Mallarmé)".

Finalmente, sobre Natalia Domínguez indica que "pasó la infancia entre Europa y México. Su abordaje del arte se desarrolló tempranamente alrededor del teatro, los títeres y la pintura, disciplinas que exploró en talleres desarrollados en Brasil, México y Chile".

El policlínico de los libros

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por Joaquín Escobar

"El instituto Topeka"

Adam Gordon es lo que en las sociedades occidentales se considera el hijo perfecto de la familia modelo. Guapo, ganador, desenvuelto e inteligente, lidera el equipo de debate del instituto Topeka. Junto a su novia derrochan popularidad y energía, viéndose en el espejo de toda su generación como seres a seguir que a través de su verborrea y manifestaciones pueden ser determinantes en pensamientos y formas de actuar.

La mamá de Adam es una escritora feminista ampliamente reconocida en el mundo de la academia y el psicoanálisis. Creadora de tesis e hipótesis que desarman las concepciones de lo heteronormativo, opina con soltura y contundencia en debates y coloquios universitarios, proponiendo formas de entendimiento que le hagan frente a la realidad.

Por otra parte, el papá de Adam es un psicoterapeuta que estudia y ayuda a jóvenes con problemas. Tiene una vocación de servicio que se reafirma en su bagaje teórico, siendo la batería de lecturas un complemento con el cual solidarizar ante los desastres de la mente.

Darren Eberheart es un compañero de universidad de Adam que necesita ayuda. Sus compañeros le hacen bromas crueles y salvajes que tienen como único fin hundirlo en la mierda. En medio de esta vorágine, Gordon padre acepta ser su terapeuta y enfrentar un presente que suele ser agotador.

Mientras todo esto ocurre, podemos ver el descalabro de la sociedad norteamericana. La falta de códigos, la torpeza de las relaciones humanas, la bestialidad del libremercado, el nacimiento de la neo-derecha y la poca consecuencia de los discursos políticos, son un panorama desolador que muestra lo peor de las traiciones humanas.

Finalista del premio Pulitzer y considerada por The Washington Post como uno de los mejores libros del 2021, la última novela de Ben Lerner llega a las librerías chilenas sin tener desperdicio alguno. Una recomendación para reflexionar y disfrutar, una mezcla en donde todo se derrumba sin prisas ni pausas.

"La falta de códigos, la torpeza de las relaciones humanas, la bestialidad del libre mercado, el nacimiento de la neo-derecha y la poca consecuencia de los discursos políticos son un panorama desolador".

título: "El instituto Topeka"

autor: Ben Lerner

editorial: Literatura Random House