La vida de Pablo Holman en México ad portas del esperado retorno de Kudai
El músico chileno está dedicado a la crianza de su hija de 9 años y a su carrera en el posicionamiento de marcas de audio en el país nortamericano. Sin ir más lejos, tocará junto a la banda en Viña del Mar y Santiago mientras teletrabaja.
Camila Rojas Vargas
Radicado en Ciudad de México hace ya varios años, Pablo Holman, el chico Kudai de ojos claros, está dedicado a la crianza de su hija de nueve años y a su trabajo en comunicación estratégica y posicionamiento de marcas de audio que comercializan parlantes, amplificadores y audífonos de todo tipo. Se trata de una agencia de marketing digital donde el chileno maneja proyectos de posicionamiento de los clientes en el mercado, generando campañas comunicacionales, activaciones de productos y otros servicios.
En 2009 la banda de pop rock anunció que se tomaría una pausa y Holman no tardó en idear un plan para trabajar en otra área fuera de la música, tal como lo hace hoy. " Yo no he pisado nunca una universidad más que para tocar música, afortunadamente las relaciones públicas se me han dado muy bien y las personas que me dieron la oportunidad de indagar en management (gestión o administración) u otras cosas en su momento han hecho que yo tenga ya más de 10 años de experiencia en agencias", indicó el vocalista de la banda que además es fanático de los videojuegos y juegos de mesa. "Yo llegué a trabajar en otro campo por suerte, pero al mismo tiempo el talento y estas ganas de poder crecer en otro ámbito van sumando", dijo el cantante.
Apogeo en Valpo
El músico viajará la próxima semana a Chile para volver a los escenarios, en Santiago y Viña del Mar, con el conjunto que alcanzó el estrellato entre el público adolescente a principios de los 2000, con hits que sonaron en todo Latinoamérica como "Sin Depertar", "Ya Nada Queda" y "Escapar", este último tema tiene un videoclip grabado en las dependencias del puerto de Valparaíso, entremedio de los containers de la aduana, y también en el Parque Cultural.
Sobre aquella época, en la que miles de jóvenes se sintieron identificados con el estilo de los integrantes y también con los mensajes que abordaban las canciones, Holman recordó que siempre se mantuvieron muy auténticos y a la moda porque era del gusto de cada uno de los integrantes, es decir que no se vieron forzados a ser un producto musical que venía totalmente armado.
"Nunca se nos pidió ser algo que no fuéramos. Además de que podíamos desarrollarnos, siempre pudimos ser lo que quisimos, nosotros representamos naturalmente miles de cosas que estábamos viviendo como adolescentes. Nunca nos prohibieron los tatuajes, piercings, nada, porque reflejábamos nuestro proceso de transición a un estilo que queríamos. Eso hizo que Kudai fuera un ejemplo de manera pública en Latinoamérica de un estilo más estadounidense o que quizás no se veía acá en ese tiempo. Yo estaba tatuado en las portadas de revista cuando los tatuajes no eran tan masivos y no existían tantos tatuadores en América Latina, era una apuesta propuesta que siempre se respetó y que consagró el sello Kudai", dijo el artista.
Muchos momentos que marcaron la historia de la banda serán recordados en los shows programados para el viernes 14 de julio en Club D Viña del Mar, ubicado en el Camino Internacional, y el 15 de julio en la discoteque Blondie, Santiago. Las entradas están a la venta en el sistema www.passline.cl
No deja de trabajar
Pese a que estará fuera de México y se quedará unos días extra para estar con su familia en la capital, Pablo seguirá trabajando de manera remota, porque dice que esa es su prioridad en este momento. "Nada realmente queda en pausa, mi prioridad es mi trabajo fijo, la música la verdad no hay mucho más que demostrar en el sentido de que Kudai no es un artista emergente, tenemos nuestro público, la gente va con mucho cariño. Yo no me tomo vacaciones, de hecho trato de que los shows sean de jueves a domingo para viajar ya más al fin de la semana y continuar trabajando remoto", explicó el chileno.
Todos sus seres queridos están entre el sur y la capital, "literal toda mi familia, menos mi hija", indicó, pero más que comunicarse digitalmente muy seguido, aprovechan más el tiempo juntos. "Somos muy unidos pero a la vez bien independientes y solitarios cada uno, yo a veces no hablo con mis papás en dos semanas y está todo bien, prefiero el abrazo y tomarme el tiempo de ir a verlos que hablar por el celular. Ese abrazo físico cuando nos vemos algunos días es suficiente para recargar pilas", cerró.
La Estrella de Valparaíso